Preservar el ambiente lejos de la corrupción, de la sombra del mal, del fraude, no ser cómplices de las manipulaciones y liberar la identidad del cristiano del fanatismo intolerante fue el mensaje que dejó ayer a los católicos el padre Osvaldo Duarte, superior de los Redentoristas, durante su homilía en la Basílica de Caacupé.
Fue en la misa de la víspera de la fiesta de la Virgen de los Milagros de Caacupé, que tuvo como lema La Eucaristía nos impulsa a anunciar la buena noticia.
La celebración estuvo presidida por Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé, pero la prédica estuvo fue ofrecida por el padre Duarte.
‘Nunca ser cómplice de los oscuro de las manipulaciones, ser luz por más pequeña que sea mi luz resalta ahí donde yo marco mi condición y mi identidad del cristiano, no el fanatismo intolerante, sino la actitud humilde y sincera de quien lleva una experiencia sincera y manifiesta que nuestra madre de Caacupé nos anime a ser auténticos discípulos y misioneros del señor’’, expresó.
El religioso redentorista pidió a todas las personas a ser misioneros y proclamadores de la palabra de Dios, recordó a los laicos que por el bautismo y miembros de la iglesia están consagrados, tienen la vocación de la misión y llegar a las periferias humanas allí donde están los decepcionados, heridos que han perdido la esperanza.
‘‘La iglesia llama a llevar el Evangelio a cada persona que tratamos, a los cercanos, a los desconocidos, restado, con actitud humilde y testimonial de quien sabe lo que está hablando, porque habla de su experiencia interior que ha transformado su vida‘’.
Preservar el ambiente
Igualmente dijo que el Señor llama a todos a ser “sal y luz de la tierra’’. La sal -explicó- es para dar sentido, sabor al ambiente donde nos encontremos y sirve para preservar a los alimentos de la descomposición ‘‘y el cristiano debe preservar su ambiente de la corrupción y de la descomposición’’.
Asimismo, expresó que los católicos deben ser la ser luz, el cristiano debe iluminar el ambiente y disipar la sombra del mal, de la mentira, del fraude. Duarte insistió que esa luz debe brillar ante los hombres para que vean sus buenas obras y glorifique al padre, que en esto consiste la misión.
Siguiendo con el tema de la homilía, el sacerdote resaltó que la eucaristía es la plenitud de la vida espiritual, que la alimenta a los cristianos y alienta a la misión. Negó que la comunión sea un premio para los perfectos, sino un ”generoso remedio y alimento para los débiles”. “A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores”, cuestionó el superior.
Antes de comenzar su prédica Osvaldo Duarte, compartió la noticia del fallecimiento del padre Éder Rojas Quintana, de la diócesis de la Santísima Concepción, y lo recordó como un sacerdote dinámico que se encontraba trabajando en la capacitación de seminaristas en el Seminario Mayor.
En este tiempo de pandemia, la ansiedad, el dolor, el miedo o la muerte de nuestros seres queridos nos hacen experimentar nuestra debilidad humana y nos hacen descubrir que necesitamos de Dios, en este contexto la llamada es la misión.
Osvaldo Duarte, superior de los Redentoristas.