“Un factor que afecta a los niños y adolescentes es la medida de distanciamiento social, la cual les coloca en un grupo en situación de vulnerabilidad, ya que fue drástica la modificación de su vida cotidiana”, comenta la sicóloga clínica y forense, Alma Segovia de Alegre.
La especialista añade que además, “se impactó de manera directa la garantía de su derecho a la educación por el cierre de las escuelas y, sumado a esta interrupción, su convivencia entre pares”.
Alma Segovia agrega que en este contexto, esta población perdió el espacio público, y con él su derecho al juego y el esparcimiento, y sus vínculos de convivencia fuera del círculo familiar.
“Antes podían distraerse de los pensamientos negativos saliendo con amigos o practicando deportes, actividades culturales fuera del hogar. El confinamiento hace que sus preocupaciones y sensación de aislamiento se multipliquen, y esto, a su vez, provoca un incremento de la demanda de servicios de salud mental”, señala Segovia.
Sentirse deprimido en este momento de inactividad forzada y constante incertidumbre “es inevitable, aunque se lucha por mantener una actitud positiva”, señala. Sin embargo, “la depresión es más que sentirse triste o tener días malos. Un niño que parece estar atrapado en un estado de ánimo negativo, sintiéndose desesperado y sin poder disfrutar nada, puede tener depresión y necesitar ayuda para recuperarse”, añaden.
SIGUIENTE PANDEMIA
Siquiatras y sicólogos señalan el aumento de ansiedad, estrés postraumático y depresión por evento traumático masivo en estos tiempos. Incluso, alertan de que estos trastornos serán “la siguiente pandemia”.
Ante dichas dificultades, puede ser difícil distinguir entre un niño que se siente triste, irritable o un niño que se está hundiendo en la depresión.
“Si está triste hoy, pero mañana está bien, quizás no sea motivo de preocupación, lo que es más preocupante es cuando persiste”, subraya Alma Segovia.
Así, se debe estar atento a los cambios en el sueño, estado de ánimo, apetito y cómo se involucra con las cosas en sentido general.
Para ayudarles, en estos tiempos difíciles, es clave fomentar un ambiente familiar en el que los chicos se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos y sentimientos.
A medida que la crisis del Covid-19 sigue, es importante estar atentos a los casos de depresión que también se dan en la población infantil.
Lo lúdico es fundamental
Las actividades lúdicas propician ambiente placentero y constituyen un factor para enriquecer el desarrollo de los niños y niñas, brindándoles mejores posibilidades de expresión y satisfacción en donde se entrelazan el goce, la actividad creativa y el conocimiento. El juego es un espacio de transición que hace el papel de mediador entre la fantasía y la realidad. A través del juego, los niños representan sus inquietudes, ideas, sentimientos y deseos. A través de él, el niño logra elaborar diferentes situaciones vividas. Por ejemplo, si sufrió un reto por parte de un adulto, puede jugar que ahora es él quien reta a un muñeco, transformando la pasividad en actividad. Así elabora situaciones que vivió y le causaron enojo, tristeza y/o angustia.