Hace unos días, en un torpe accidente hogareño, a Gladys Bernal se le cayó un juego de tazas de porcelana, que se hicieron pedazos en el suelo. Ella se puso a llorar desconsoladamente y una de sus hijas le preguntó por qué estaba tan triste, ya que iban a regalarle un nuevo juego de tazas.
La mujer respondió que no, que nunca iban a poder encontrar un juego de tazas de igual valor. ¿Por qué?, le preguntaron. “Porque ese fue el juego de tazas que me regaló mi hijo Henry, en el último Día de la Madre, antes de que le maten en la plaza”, recordó.
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INSISTENCIA. Han pasado 14 años desde los históricos sucesos de la gesta ciudadana conocida como el Marzo paraguayo, en donde perdió a su hijo Henry, asesinado por las balas de los francotiradores, y Gladys Bernal viuda de Díaz no se cansa de reclamar justicia.
“Lloré mucho cuando se me rompieron las tazas que me regaló Henry, porque era como una señal de tantas ilusiones que se nos rompieron en todos estos años, en que la Justicia nos dio la espalda y muchos de los criminales asesinos de nuestros hijos y de tantos otros compatriotas andan tranquilamente libres por las calles”, dice ña Gladys, a quien hoy le cuesta caminar por problemas de salud, pero eso no le impide seguir reclamando justicia.
“Este Día de la Madre se cumplirán 14 años de un lugar vacío en la mesa, en nuestra familia. Es una ausencia que me sigue doliendo mucho, pero que yo entiendo y acompaño, porque yo sé que mi hijo dio su vida por sus ideales, por defender la libertad y por amar a su patria”, explica.
La noche del 26 de marzo de 1999, cuando los fracontiradores dispararon contra los manifestantes en las plazas del Cabildo, causando la muerte de 7 personas y más de 700 heridos, doña Gladys también estaba en el lugar.
“Yo me fui a la plaza con mi hijo desde el primer día, cuando mataron al vicepresidente Argaña, porque compartíamos los mismos ideales y sentimos la misma indignación. Las balas le alcanzaron a él, pero también me pudieron alcanzar a mí. Yo estaba esa noche parapetada detrás de una muralla con mi otra hija y las balas pasaban encima de nuestras cabezas”, recuerda.
LUCHA. Conocida como la madre coraje del Marzo paraguayo, ña Gladys no se ha cansado desde entonces de aparecer en actos y movilizaciones, exigiendo justicia para los mártires del Marzo paraguayo, y señalando con su dedo acusador a los presuntos responsables de los asesinatos.
“Hoy me encuentro enferma y cansada, pero mi alma sigue fuerte, en memoria de mi hijo y de todos los otros jóvenes asesinados, que también son mis hijos. Me duele que no se haya hecho justicia. Pero no me voy a entregar. Le debo eso a mi hijo Henry”, asegura.