Merce Cunningham, el bailarín y coreógrafo vanguardista, murió de causas naturales el domingo anterior en su casa de Manhattan, a los 90 años, informó un cable de AP.
El profesional revolucionó la danza moderna al crear trabajos que se concentraban en el movimiento y no seguían una historia o la música misma.
“Merce vio belleza en lo ordinario, y eso era lo que lo hacía a él extraordinario”, declaró Trevor Carlson, director ejecutivo de la Fundación de Baile Cunningham.
“No permitió que los convencionalismos lo dirigieran. Era un artista genuino, honesto y comunicativo en todo lo que hizo”, agregó.
La carrera de Cunninghamse extendió durante más de 60 años, realizó unos 150 trabajos y se alejó de la tradición de contar historias por medio del baile.
Hizo que el caer de monedas o de unos dados determinaran la secuencia de pasos que seguiría, y destrozó reglas no escritas, como, por ejemplo, tener bailarines siempre de frente a la audiencia.
FUNDACIÓN. Creó el Fondo Merce Cunningham para mantener su legado en el futuro. Bajo su plan, la compañía de baile que lleva su nombre, tendrá una última gira de dos años y luego cesará operaciones.
Sus activos se transferirán al fondo, que mantendrá los derechos, licencias y preservará sus coreografías en formato digital para disponibilidad futura de artistas, estudiantes, escolares y público.
Trabajó de cerca con el compositor John Cage, su compañero de toda la vida, quien murió en 1992, y con artistas visuales como Robert Rauschenberg y Jasper Johns.
Pero como él decía, “puedo igualmente hacer una coreografía sin la cosa visual”.
Contrario a quien fuera su mentora, Martha Graham, él no pretendía que sus bailes expresaran emociones o dieran vida a un drama.
Bailó hasta los 70 años. Aunque tuvo que usar una silla de ruedas en sus últimos años, se mantuvo activo la mayor parte de su vida.