Con gran número de feligreses y la presencia del nuncio apostólico de la Santa Sede en Paraguay, Eliseo Ariotti; el presidente de la República, Horacio Cartes, ministros y otras autoridades, se desarrolló la misa central en honor a la Virgen de Caacupé. Se dio un duro mensaje contra la corrupción, la narcopolítica y también se fustigó a los masones.
“Consagrados al servicio del Reino de Dios” fue el tema del novenario de este año y en cuya homilía se instó a los jóvenes a liberarse de la corrupción, se criticó la narcopolítica y se pidió mejorar la sociedad con mayor cantidad de trabajo, ingreso y una buena agricultura familiar.
El obispo de Caacupé, Claudio Giménez, fue el encargado de presidir la misa central y señaló que todos los consagrados, según su espiritualidad, están llamados a anunciar la palabra de Dios a los enfermos, tristes, jóvenes, campesinos, indígenas, presos, personas con problemas de adicción, entre otros.
Sin embargo, expresó que quedan espacios libres y que significan un verdadero desafío “en la creación de nuevos carismas para hacerse cargo de los políticos, narcotraficantes, guerrilleros, prostitutas, lesbianas y homosexuales”. “Hay que buscar una solución. El evangelio debe llegar a todos sin excepción”, añadió.
En ese punto también hizo referencia a la masonería al criticar que ese sector “miente” al decir que son católicos y que solo lo hacen para ganar adeptos.
“Vergüenza internacional”
Claudio Giménez dijo que se debe ser cristianos y actuar en consecuencia y lamentó que últimamente se acuda a la Iglesia en últimas instancias.
“Es así como abundan los asaltantes, motochorros y los narcopolíticos y la tendencia a ser corruptos en todos los niveles se torna inatajable. Pasamos una vergüenza internacional”, lamentó.
De esa forma recordó el último ránking de índice de corrupción elaborado por Transparencia Internacional (TI) en el que Paraguay está ubicado como el segundo país más corrupto de la región latinoamericana, superado por Venezuela.
Mencionó que la sociedad debe mejorar con trabajo para todos, mayor ingreso y que la agricultura familiar debe ser una bandera del Gobierno. Además, instó a que el país crezca industrialmente para movilizar mucha mano de obra.
También habló de los valores del reino de Dios como la honestidad y la transparencia en las gestiones laborales y la justicia. Aprovechó la ocasión para instar a los jueces a no ser sobornados para favorecer a personas que dañan a la sociedad y destruyen a la nación.
“Que los jóvenes se sacudan y se liberen de tanta corrupción de la sociedad y opten por ideales grandes”, fue la frase de esperanza expresada por el obispo de Caacupé.
Además, pidió ser autocrítico para exigir cambios y mirarse primero a uno mismo para salir de una sociedad corrompida.
“Cada uno debe sentir su pertenencia a la Iglesia más que a su club de fútbol o partido político. Los clubes y los partidos desaparecerán, pero la Iglesia nunca”, refirió.
Giménez finalizó la homilía al relucir que tenemos un país bendecido y que debemos tener conciencia de ello para no ser esclavizados por el mal. “Somos hijos de la luz y no de las tinieblas”, concluyó.