Egresada de Arqueología Prehistórica y Protohistórica en Universidad de Hamburgo, Alemania, hizo una capacitación en arqueología preventiva en Francia y es una de las pocas arqueólogas del país. Su campo de investigación abarca el periodo precolombino o prehispánico y trabaja en proyectos de arqueología preventiva, que se desarrollan en el marco de obras civiles.
Otra área en la que ya lleva varios años y le encanta es la gestión de museos “En un museo uno puede abordar diferentes frentes de trabajo y combinar lo que es investigación con educación, que me parece sumamente importante. Aún somos pocos los arqueólogos y las arqueólogas en Paraguay y varias veces tenemos que abarcar muchas áreas”, explica.
Actualmente trabaja en el Museo de Itaipú Tierra Guaraní, como consultora en el área de arqueología, tanto en la gestión de las colecciones como en la investigación arqueológica. De forma independiente participa de varios proyectos de investigación y puesta en valor del patrimonio.
Los arqueólogos son científicos que estudian a las sociedades a través de lo material, sean objetos, estructuras, restos de alimentos, incluso el propio paisaje y el medioambiente en donde se desarrolla la actividad humana, y para eso aplican diferentes técnicas y estrategias, trabajan con otras áreas de la ciencia para llegar a los mejores resultados a fin de generar conocimientos. “Nosotros no buscamos huesos de dinosaurios (esos son los paleontólogos), no somos buscadores de tesoros, ni tampoco Indiana Jones o Lara Croft”, indicó Monges.
Considerada una persona muy curiosa, desde pequeña la historia era su pasión, desde que leyó por primera vez sobre la arqueología supo que eso era lo suyo. A los 12 años tuvo la oportunidad de trabajar con la arqueóloga Ruth Poujade en el sitio donde hoy está construido el Congreso Nacional. “Ella me dejó ayudarle, manipular el material arqueológico, se tomó el tiempo para explicarme cómo interpretar ciertas cosas; esa apertura no es muy común y es algo que siempre tengo presente ahora cuando me toca trabajar con niños y jóvenes. Eso ayudó a cimentar mi vocación y después de eso ya estaba totalmente convencida”, refiere.
Con 14 años viajó a Alemania donde quedó enamorada de la cultura y con apoyo de su familia pudo ir de vuelta para estudiar. Iniciarse no fue tarea fácil. La incredulidad de la gente y ser mujer en un campo considerado solo para hombres son algunos de los desafíos que tuvo que afrontar para cumplir su sueño. “Mil veces habré escuchado las frases ´te vas a morir de hambre´, ´vas a perder tu tiempo´, o ´esa es una profesión de vagos´. Una tiene que esforzarse el doble o triple para demostrar lo que sabe o para ser tenida en cuenta. Entrar al campo de trabajo del patrimonio cultural en Paraguay no es fácil; hay que derribar muchos mitos, ganarse el lugar, sortear prejuicios y romper con ciertas costumbres”, señaló.
Agrega que tuvo y tiene el privilegio de trabajar con equipos multidisciplinarios, en un ambiente respetuoso, con gente a la cual aprecia, la cual le enseñó muchísimo y de la que sigue aprendiendo.
mensaje. A las y los jóvenes que quieren iniciarse en el camino profesional de la arqueología les recomienda que no tengan miedo y que persigan sus sueños y objetivos, porque sí se puede trabajar en arqueología en Paraguay. A las familias les pide que den su apoyo y que superen el “acá no se puede. “Eso es fundamental. Necesitamos que en Paraguay se entienda y vea la importancia del patrimonio arqueológico, como una forma de entender quienes somos, de donde venimos, porque hacemos las cosas de la manera que las hacemos, que cambió en nuestro medio ambiente y como nos adaptamos”, finaliza.