09 feb. 2025

Mensaje para los electores

Queda menos de un mes para las próximas elecciones generales, un nuevo compromiso ciudadano ante la historia paraguaya, a 34 años de este eterno inicio. Es una oportunidad para hacer el esfuerzo de comprender el concepto de la democracia, para valorar la definición de república, la que tenemos, imperfecta, por supuesto, pero que una vez más nos brinda la posibilidad de elegir a nuestros representantes. Me permito citar célebres discursos para ilustrar un poco de la esperanza que todavía me queda, diciendo que “tengo un sueño”..., que “sí podemos”.

Ojalá los responsables de velar por la voluntad soberana cumplan ese día su tarea. Espero que cada uno vaya a elegir con mucho cuidado, pensando verdaderamente en las consecuencias de ese acto. Que no se permita el robo de ningún voto, que observemos atentamente el prontuario o el currículum de los candidatos. Entiendo que el fanatismo ciego, o el zoquete, van a tener mucho peso en esa jornada, que no faltarán los delincuentes vestidos de personas que desangran al Estado cada día para restar otra vez en la construcción de un mejor país.

Sin embargo, sé también que existen paraguayos de bien en todas las agrupaciones partidarias, y apelo a ellos en momentos como ese. Quiero seguir creyendo que en Paraguay aún quedan posibilidades de tener atención a la salud, seguridad, educación, trabajo, y todas las garantías que propone nuestra poética Constitución Nacional.

Quiero creer que no todo se reduce a bicicletear las deudas con más préstamos. Es imposible que el Estado pueda seguir solventando tanto despilfarro. Las arcas públicas no podrán continuar sosteniendo este putrefacto sistema que otorga un puestito al correlí en lugar de generar empleos reales. Si no se toman las medidas correctivas, el hartazgo estallará en la cara de quienes nada hacen para cambiar la situación. La historia universal tiene ejemplos de sobra.

Invito a los electores a pensar en las siguientes generaciones, no solamente en su prole, descendencia que no vivirá aislada de los demás. No seamos parte del problema. Sabemos quiénes no ofrecen la menor posibilidad de revertir el día a día en el que estamos estancados, porque han tenido el tiempo para hacerlo y prefirieron enriquecerse, optando por sus intereses personales y no por el bien público.

El domingo 30 de abril tenemos una responsabilidad. No nos hagamos los ñembotavy. Basta de ser pillos. Este país no es un botín, es la tierra que nos ofrece su riqueza a todos por igual, es el pedazo del mundo que nos propone un hogar, pero del cual tantos tuvieron que irse justamente por culpa de aquellos que roban a diario de lo público y lo privado.

Seamos patriotas, aunque ciudadanos del mundo, es por aquí por donde andamos. Y a aquellos que no pueden pisar hoy este suelo, dolidos por la desesperanza, fugitivos buscando algo más que lo que tuvieron o no en este lugar, espero que también participen de estos comicios. Les digo que los necesitamos, así que voten también.

De pronto contamos con el poder, con la ocasión de producir una alteración que nos recuerde qué significan la ilusión o el optimismo, así que aprovechemos ese momento único que se repite cada cinco años por estos lares.

Vayamos a ejercer nuestro derecho. Es también nuestra obligación. Existen tantos en el planeta que quisieran tener esta facultad y no pueden. Nos llama el deber y hay que cumplirlo con sensatez. El 30 de abril los jueces seremos nosotros. Miremos con imparcialidad, de lo contrario, la injusticia seguirá creciendo, y nos irá alcanzando cada vez más.

Ya no da más lo mismo. Es repetida, pero cierta la frase. Si seguimos haciendo igual vamos a estar igual, mba’e mejor pio, igual o peor seguramente. Así que depende de nosotros empezar a construir, consideremos eso. Y una buena parte de esa construcción empieza a fin de mes. ¡Feliz Pascua!