05 nov. 2025

Megavacunatorio más leve, tras día de furia

Al ritmo de “todos para abajo. Todos para arriba, bien agarraditos, manito con manito…”, baila Laura Amarilla sentada en el taxi. De fondo suena la música de El Símbolo. Ella levanta los brazos con medio cuerpo fuera del auto. Laura, que viajó en taxi desde J. Augusto Saldívar, estaba emocionada antes del pinchazo de la dosis Pfizer.

La mujer aguardó tan solo 30 minutos en el megavacunatorio en el Autodrómo Rubén Dumot, en Capiatá, poco tiempo en comparación a la espera del día anterior, que fue de más de 12 horas para los mayores de 35 años.

“Feliz. Soy una persona muy ansiosa. Tuve Covid-19, gripe. Entonces, me animé. Vine acá porque es liberado. Gloria a Dios”, exclamó.

Con la liberación de la terminación del número de la cédula de identidad para acceder a la dosis en otros 14 puestos de inmunización, se logró descongestionar ayer la pista del ex Aratirí y la carrera por la vacuna fue más leve.

AUTO Y MOTO VAC

En la pista 2, con 15 brigadas de vacunación, en minibuses llegaron empleados de un supermercado para acceder de manera grupal a la inmunización. Por otro lado, no contar con un vehículo, no fue un impedimento para que varios motociclistas formen la fila en la pista.

Desde San Lorenzo, los hermanos Ana Liz Morro y Reinaldo Morro acudieron en moto hasta el autódromo. Primero, fueron a otro vacunatorio en la zona, pero corrió la información de que el ex Aratirí estaba vacío, entonces optaron por este puesto, contó Ana Liz. “Es una esperanza. Ojalá nos toque a todos”, dijo Reinaldo, quien recibió el saludo del presidente de la República, Mario Abdo, durante una fugaz visita.

DE LA OBRA A LA PISTA

Miguel Ángel Argüello dejó un rato el trabajo de albañilería y acercó en moto al hijo del patrón, Víctor Saucedo, para que se vacune en el ex Aratirí, contó entre risas.

Claudelino Sánchez se dio un breve receso laboral. A bordo de su taxi, que maneja hace tres años, acudió un ratito al autódromo para recibir la vacuna anti-Covid. Él es taxista en una parada cerca del Hospital Ingavi, un centro de referencia del tratamiento del Covid-19, por lo que apenas se habilitó su franja etaria acudió para recibir el inmunológico.

Contó que ya trasladó en su vehículo a muchos enfermos, pero no se contagió. “Gracias a Dios no tuve Covid-19. Me arriesgué trabajando cerca de IPS Ingavi”.

Las hermanas Arias, Claudia y Gloria, en moto y en su segundo intento, un día después del colapso del ex Aratirí, lograron acceder a la dosis en menos de media hora. Al igual que ellas, ayer las personas tuvieron un acceso más rápido a las vacunas.

Nos tocaba con mi hermana Emilia. Estábamos buscando lugar. No vinimos antes porque la fila era impresionante. Y vimos en la tele que había poca gente y nos animamos. Desde el principio me quise vacunar.
Fernando Gavilán,
de San Lorenzo.