Mientras rodeábamos las cordilleras, el clima iba entornándose. El sol se asomaba a través de pomposas nubes, que luego desembocarían en pequeños aguaceros. El viaje de 12 horas fue agotador, pero nosotras éramos niñas pisando tierra nueva, por lo que nuestros ojos se asombraban con cada paisaje que se desplegaba en este territorio y nuestros dedos aprovechaban para captarlos con la cámara del celular: mucho verde, montañas rocosas, flores exóticas, casitas en lo alto de alguna colina y camiones.
A medida que ingresábamos a la ciudad, las casas en los cerros iban en aumento. A lo lejos, parecían pequeños hormigueros que se multiplicaban. Sin saberlo, también seríamos hormigas habitando un edificio ubicado en lo alto de una colina.
Alquilamos un departamento, por medio de la aplicación Airbnb, ubicado en la Comuna n.° 3 Manrique. El barrio se creó a fuerza de la ocupación de personas desplazadas de zonas rurales y la creciente violencia que se vivía en la capital en 1940. Asentamientos pequeños se establecieron en la cima de Manrique. Una casita encima de otra, veredas que eran puentes, calles y callejones donde las reglas de tránsito las ponían las motos.
La cumbia y el vallenato ambientaron aquella tarde que terminó recibiéndonos con un gran aguacero, lo que se iría repitiendo en los siguientes días. Con el atardecer cayó el fresco, tiempo que caracteriza a Medellín durante las mañanas y las noches, en especial en las zonas altas. Desde el balcón visualizábamos la inmensidad de aquella ciudad montañosa, que se encendía de par en par, aumentando nuestra perplejidad por su hermosura.
Sin embargo, Medellín no siempre fue un lugar amigable. Desde mediados de los 70, la ciudad y sus habitantes fueron víctimas del narcoterrorismo, ejercido principalmente por el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar. La ciudad fue considerada la más violenta del mundo. Recién con la muerte de Escobar, en 1993, los atentados, las muertes y el miedo cesaron. “Es una marca colectiva en la memoria de esta ciudad. O quizás una cicatriz que no acaba de cerrarse”, dijo el periodista e historiador Guillermo Zuluaga, refiriéndose al narcotraficante conocido allí como el Doctor. Actualmente la Alcaldía lleva adelante una campaña titulada Medellín abraza su historia, que reivindica a las víctimas de aquella época oscura y acaba con los mitos que ensalzan a figuras que hicieron mucho daño. La primera acción que realizaron fue derribar el edificio Mónaco, considerado el palacio de Escobar, donde construirán un parque memorial. A través del arte, el urbanismo y la educación recuerdan su pasado, para no repetirlo.
El arte urbano y popular –a través de sus diferentes expresiones como el hip hop, el graffiti y el rap–, como también los espacios públicos, fueron claves para darle vida a Medellín y devolverle el movimiento a una ciudad que estaba estancada en la barbarie.
Sede del periodismo iberoamericano
Nuestra visita a Medellín se dio principalmente porque participamos del Festival de Periodismo Gabriel García Márquez, realizado cada año desde 2013, entre setiembre y octubre. La organización la lleva adelante la Fundación Gabo, y ofrece charlas, talleres y muestras de la mano de periodistas, escritores y editores de toda la región.
Acá llegamos a nuestro primer punto de recomendación: el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe. Mientras que en Asunción, diferentes áreas verdes del Jardín Botánico estaban siendo taladas y la policía reprimía a personas que se manifestaban pacíficamente en contra de la medida que tiene por fin el Corredor Vial Botánico, en Medellín utilizaban ese espacio para el mayor encuentro de periodismo iberoamericano, que se realiza de forma libre y gratuita durante tres días.
El Joaquín Antonio Uribe no solo es un espacio preparado para conservar una inmensa diversidad botánica, sino que se constituye en un museo vivo, con un herbario, un vivero y un espacio dedicado exclusivamente a la investigación científica. En Colombia, la preservación de su biodiversidad es parte importante de las políticas públicas.
El predio tiene 13,2 hectáreas de extensión, conformadas por espacios temáticos como el Bosque Tropical, el Jardín de Palmas, la Laguna Francisco José Caldas, el Jardín del Desierto, entre otros más. La arquitectura del sitio es única y digna de apreciar. Uno de los atractivos que más llaman la atención, donde se realizaron las actividades principales del Festival Gabo, es el Orquideorama José Jerónimo Triana. Su estructura de madera conforma figuras hexagonales que simulan grandes pétalos de una flor.
Al salir del Botánico y en cualquier parte de la ciudad, es muy común ver a vendedores de jugos o frutas frescas, cortadas en cuadraditos o en juliana. A cualquier hora del día uno puede disfrutar de un vaso de aguacate, mango o mamón.
Experimentando con la ciencia
Al costado del Jardín Botánico se encuentra el Parque Explora, que también sirvió de sede del Festival Gabo. Al entrar allí, uno se encuentra con un gran patio de juegos interactivos, como Física bajo el cielo. Imposible no tener ganas de experimentar alguna de estas actividades, que a través del agua, la luz, los sonidos, las ondas, la fuerza y el color te muestran cómo funcionan algunos procesos físicos.
El Parque Explora es un espacio para la ciencia y la tecnología, pero también cuenta con un acuario, un vivero y un planetario: una experiencia 360°. El costo convencional por persona es de 27.000 pesos colombianos, y la ganancia es la estimulación de todos los sentidos, además de conocimientos útiles e interesantes.
Este museo interactivo tiene más de 300 experiencias por medio de sus salas de música, del tiempo, de la mente, en escena y la infantil. Con todas sus actividades y trabajo, el Parque Explora ha colaborado para transformar esa parte de la ciudad, que hoy se conoce como el eje del futuro distrito educativo de ciencia y tecnología.
Plaza de las Musas de Botero
Al bajar de la estación Parque Berrío del metro, en el centro mismo de la ciudad, se puede visualizar el imponente Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe. Empezó a desarrollarse en 1920 por el arquitecto belga Agustín Goovaerts y hoy deslumbra con su belleza, por su estilo renacentista y gótico.
El Palacio abre sus puertas a paisas y visitantes de forma libre y gratuita, siendo la sede del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia. Además de albergar una vasta historia que habla por sí sola en pasillos y paredes, el edificio ofrece servicios culturales de archivo, acervo, fonoteca, biblioteca, galería de arte, proyecciones y muchos más.
Saliendo de este gran palacio, uno se encuentra en el Parque Botero, una plaza que podría considerarse un gran museo abierto, por todas las piezas de arte que la conforman: 23 esculturas de bronce hechas por el artista antioqueño Fernando Botero adornan este espacio público, donde también se realizan ferias de artesanía, plantas y antigüedades.
Si uno sufre de ansiedad social, el movimiento que hay en la plaza podría abrumarle un poco, ya que miles y miles de personas se congregan allí diariamente. Pero es el lugar ideal para comprar artesanía local y sacarse fotos con las asombrosas obras de Botero. Los propios paisas te ofrecen hacerte una toma sin problemas.
En los alrededores hay varios puestos de recuerdos donde venden café y sus derivados, como también restaurantes de comida típica, en los que se puede probar la famosa bandeja paisa: un completo plato que incluye carne, arroz, huevo, aguacate, banana frita, porotos, chorizo y chicharrón. En algunos sitios también tiene papas fritas, croquetas de yuca y un poco de ensalada.
La zona del baile
Así como acá está Carmelitas y en Buenos Aires, Palermo Soho, en Medellín se encuentra el Parque Lleras. Ubicada en el barrio El Poblado, es una zona llena de cafés, restaurantes, bares y boliches que encienden la noche antioqueña.
Hay locales para todos los gustos y estilos. Así como existen bares solo para beber, también hay varios restós de cocina nacional e internacional, y boliches para pasar toda la noche en la bailanta.
Personas disfrazadas de superhéroes tratan de llamar la atención de los caminantes ofreciendo promociones o entradas gratis. El movimiento en las calles crece a medida que cae la noche y uno se da cuenta de que es un lugar lleno de paisanos y extranjeros.
Lo llamativo de la ciudad también es la polución sonora y visual que la inunda. Como a finales de octubre tienen elecciones de alcaldía, cada recóndito lugar está cubierto por propaganda, hasta el parabrisas trasero de nuestro transporte.
Texturas que tranquilizan
Llegamos al lugar que creo es obligatorio visitar y mi favorito de la ciudad. Entre tantos espacios públicos con los que cuenta Medellín, indudablemente este es uno de los atractivos más hermosos, un oasis en medio de la urbe: el Parque de los Pies Descalzos.
Como su nombre lo indica, está preparado para que te descalces y experimentes con las diferentes texturas que ofrece. Basado en la cultura oriental zen, el parque cuenta con tres ambientes: el de agua, el de arena y el de pasto. Cada espacio está preparado para dar masajes naturales a los pies.
Mientras descansás tus pies en una de las fuentes o pisás el pasto fresco, una guía cuenta que el parque es impulsado por diferentes entes públicos de la ciudad, principalmente por el Edificio Inteligente, que se encuentra en frente. La guía invita a los visitantes a probar los juegos de relieve y de laberinto que se encuentran en la parte de la arena.
Allí uno es libre de despojarse de todas las preocupaciones, abrazar a un árbol o mirar al cielo mientras cae la tarde. Después de recorrer toda la ciudad, llegar a este punto solo puede ser la cumbre de un viaje lleno de altura.
Medios de transporte
Medellín cuenta con tres principales medios de transporte público: el metro, el bus y el metrocable. No es difícil manejarse en estos, menos en los metros que cuentan con todo tipo de señalización en las estaciones. Los pasajes no superan los 3.000 pesos colombianos.
El Mercado 4 de los libros
Ubicado en la Carrera 48 de Medellín, el Centro Comercial del Libro y la Cultura es el espacio perfecto para los amantes de los libros y vinilos. Títulos nuevos y usados de todos los autores que podrías imaginar habitan este gran centro comercial, al que podríamos llamar el Mercado 4 de los libros. Los precios varían y, así como los hay elevados, también se pueden encontrar gangas.
Una bomba de gastronomía
Las gastronomía colombiana definitivamente no es para personas con gastritis o cualquier otro problema intestinal, ya que se trata de una bomba de sabores. Si algo caracteriza a sus platos, es la abundancia. Mucho y de todo un poco, como la bandeja paisa. También es característico que los platos de fondo vengan con una entrada de sopa de verduras frescas, con mucho condimento. Otros platos tradicionales: arepas, frijoles antioqueños, patacones, sopa de mondongo, carne asada, etcétera.
El café de la mañana
Colombia es uno de los mayores productores y exportadores de café en el mundo. Probar los diferentes tipos es imprescindible, ya que cuentan con variedades que contienen toques de frutas, esencias y chocolate. A diferencia de lo que se podría esperar, son suaves y agradables, debido al proceso manual por el que pasan. Además, también fabrican productos a partir del mismo, como vinos o granos de café cubiertos de chocolate.
Info sobre vuelos
Actualmente no existe un vuelo directo que vaya desde Asunción a Bogotá, y mucho menos a Medellín. El trayecto menos pesado y más corto tiene dos escalas: la primera en Lima, Perú, y la segunda en Bogotá, con la aerolínea Avianca. Aterriza en el aeródromo José María Cordova, ubicado en el departamento de Antioquia; es el más grande en esa región y el segundo más importante a nivel país, después de El Dorado. Desde ahí, en taxi –cuesta 75.000 pesos colombianos– se demora unos 40 minutos para llegar a Medellín, capital de Antioquia.
Según la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil, en diciembre se habilitarán vuelos directos a Bogotá, a través de Avianca.