19 dic. 2025

¡Me avergüenza!

Carmen Cosp, past president ADEC

En las redes saltan noticias positivas, pero también muchísimas que nos enfurecen. Evasión de impuestos, funcionarios que redireccionan dinero para sus bolsillos, delincuentes que sobornan para no ir a prisión, diputados reacios a declarar sus bienes, poderosos que sobornan para evitar ser castigados por la Justicia. Dejo a cargo del lector los muchos etcéteras…

Últimamente también nos avergonzamos de algunos colegas empresarios, sobre todo de aquellos que evaden sus obligaciones patronales, (30% según datos de la SET) porcentaje que coincide con la evasión del impuesto al valor agregado (IVA).

El empresario es un emprendedor nato, tiene recursos, creatividad, conocimiento del negocio, y sabemos que en esta pandemia dolorosa ha despedido a muchos colaboradores, en vez de buscar soluciones. Somos emprendedores por definición, hemos adquirido muchas herramientas, conocemos el mercado y siempre nos surgen ideas para revertir cualquier situación. Si el temor nos paraliza, convoquemos a los líderes, nos aportarán ideas para evitar despidos, y así, no trasladar la crisis a los hogares.

Según los últimos informes el 30% de la población no paga impuestos, tampoco pide factura, y así colabora con los evasores y los contrabandistas, dando la espalda a nuestros compatriotas.

También nos avergüenzan algunos funcionarios públicos de conducta inapropiada y deshonesta. Perciben sin trabajar ni aportar al país, buscan favorecer a los miembros de su familia para cargos que ni siquiera asumen, pero cobran… y ¡muy bien!

Esta situación de pandemia puso en evidencia a un grupo de funcionarios y empresarios que han perdido completamente la vergüenza; no tienen el más mínimo pudor para acaparar beneficios inmorales e ilegales a costa del bienestar de sus compatriotas.

Es necesario dimensionar el altísimo costo de la deshonestidad. No nos referimos solamente al robo desvergonzado de dinero y bienes públicos, sino también al desempeño negligente de funcionarios incompetentes y empresarios que trabajan bajo la ley.

No quiero poner a todos en la misma bolsa, sé de empresas que lo están haciendo bien, a pesar de la disminución de las ventas, protegiendo a sus colaboradores, algunas incluso han solicitado a sus accionistas el sacrificio de no pagar dividendos del ejercicio 2019 para enfrentar esta situación y proteger a la empresa que debe invertir y seguir creciendo. Ella es el mayor bien y como suelo repetir “la que nos da de comer a todos”.

Ante la crisis, nuestro país y las empresas necesitan reinventarse, para seguir sosteniendo los negocios y ser competentes en el mercado nacional e internacional.

Los dones y talentos que recibimos son para servir. Les aseguro que hacer las cosas bien, nos permite dormir como angelitos, con la alegría de cerrar un día lleno de gratitud a Dios y de los que nos ven luchar para sostener sus empleos.