Todos los Evangelios comienzan la vida pública de Jesús con el relato de su bautismo en el río Jordán por medio de Juan Bautista. San Lucas enmarca la entrada en escena del Bautista, con un solemne telón de fondo histórico. El libro de Benedicto XVI Jesús de Nazaret también tiene como punto de partida el Bautismo de Jesús en el Jordán, un acontecimiento que tuvo una enorme resonancia en su época.
De Jerusalén y de toda Judea acudía la gente a escuchar a Juan el Bautista y a dejarse bautizar por él en el río, confesando sus pecados. La fama de Juan creció hasta tal punto que muchos se preguntaron si no sería realmente el Mesías. Pero él -subraya el evangelista-lo negó rotundamente: “Yo no soy el Cristo” (Jn 1,20). Sin embargo, sigue siendo el primer “testigo” de Jesús, habiendo recibido instrucciones del Cielo: “El hombre sobre el que veréis descender el Espíritu y permanecer es el que bautiza en el Espíritu Santo” (Jn 1,33). Esto sucedió precisamente cuando Jesús, habiendo recibido el Bautismo, salió del agua: Juan vio que el Espíritu descendía sobre Él como una paloma. Fue entonces cuando “conoció" la plena realidad de Jesús de Nazaret, y comenzó a darlo a conocer a Israel (Jn 1,31).
Observamos como Herodes admira a Juan y le escucha con gusto (v.20) pero termina por decapitarle (v.27). Un gran cambio se produce en poco tiempo. Primero apresa a Juan injustamente, después organiza una fiesta lasciva, hace un juicio temerario, y finalmente le lleva a cometer un delito mucho mayor: el homicidio. Este pasaje nos muestra el poder del pecado. El pecado se comporta como una espiral, nos introduce en un círculo vicioso. Cuando nos dejamos llevar por nuestros pecados, estos nos arrastran a la posibilidad de cometer otros mayores. Por eso, siempre debemos arrepentirnos de cualquier pecado y acudir a la confesión donde Dios nos perdona y podemos recomenzar de nuevo. Con la ayuda de Dios, siempre tenemos la posibilidad de vencer al pecado.
…Invoquemos su intercesión, junto con la de María santísima, para que también en nuestros días la Iglesia se mantenga siempre fiel a Cristo y testimonie con valentía su verdad y su amor a todos”. (Benedicto XVI, Ángelus, 24 de junio de 2007).
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/2023-08-29/).