El escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa entra hoy en la Academia Francesa, la primera vez que un autor que no escribe en esa lengua ingresa en la institución fundada en 1635.
Vargas Llosa recibirá la tradicional espada y el traje de académico con 86 años de edad, una excepción más a las reglas del templo de la lengua francesa, que estipulan que los candidatos deben tener menos de 75 años.
Se espera la presencia de Juan Carlos I, ex monarca español, invitado por el autor de La fiesta del chivo. Ello añade un giro inesperado a una ceremonia pública muy formal y que tiene poco relieve en la vida cultural francesa.
Premio Nobel de Literatura, Vargas Llosa es también el primer extranjero en ingresar en vida a la prestigiosa colección la Pléiade de la editorial Gallimard, en 2016.
Precisamente en la sede de esa editorial se producirá el primer acto de la entrada en la Academia Francesa, el miércoles, con la entrega de una espada diseñada individualmente para cada nuevo miembro de la institución.
Vargas Llosa ya es miembro de la Real Academia de la Lengua española desde 1994, la institución encargada de velar por la salud del idioma. Una función muy similar tiene la Academia Francesa, a través de un comité selecto de miembros.
Vargas Llosa habla francés con holgura desde sus años de residencia en París, donde llegó en 1959 y ejerció de traductor, profesor y periodista.
Pero su herramienta de trabajo es el español, a diferencia de escritores extranjeros que lo precedieron en la Academia, como el argentino Héctor Bianciotti (1930-2012). Bianciotti empezó en español y se pasó al francés. Otro precedente ilustre es José María de Heredia, poeta nacido en 1842 en Cuba y elegido académico francés en 1894, un año después de su naturalización.
Cuidar el idioma. La misión de velar por el francés “es la función primordial de la Academia, pero también hay una función cultural, que va modulándose y transformándose con los siglos”, explica a la AFP Eduardo Ramos-Izquierdo, titular de la Cátedra de Literatura Latinoamericana de la universidad de la Sorbona.
Vargas Llosa “es un escritor nacido en Perú, y esos años son muy formativos. En París se descubre como latinoamericano. Y ahora, desde España, tiene ese aspecto europeo”, añade este experto.
La Academia Francesa acoge además a un declarado amante de la lengua de Molière.
Vargas Llosa publicó en 2004 La tentación de lo imposible sobre una de sus obsesiones literarias, Los Miserables de Victor Hugo. Apenas dos años después sacó otro ensayo, La orgía perpetua (2006) sobre Madame Bovary de Gustave Flaubert, uno de sus escritores favoritos.
El acto central de “instalación”, como se dice en el lenguaje académico, se producirá hoy en la sede de la Academia, situada en la orilla izquierda del Sena, frente al museo del Louvre. Vargas Llosa, vestido con traje bordado en verde y su flamante espada, deberá leer un discurso de elogio de su prececesor, Michel Serres, que luego será contestado por otro académico.
Como es tradicional, a Vargas Llosa se le atribuye una palabra. Será “xérès” (jerez en español). Luego ocupará el sillón número 18, el mismo que ocupó el pensador liberal Alexis de Tocqueville en el siglo XIX.
Histórico. El Nobel de Literatura se convertirá así en el primer escritor en ingresar en la Academia Francesa sin haber escrito nunca en francés, es el último y más prolífico representante de la generación de oro de la literatura latinoamericana. Escritor universal a partir de la compleja realidad peruana, formó parte del llamado ‘boom’ latinoamericano junto a otros grandes como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.
Nacido en la sureña ciudad peruana de Arequipa el 28 de marzo de 1936 en una familia de clase media, fue educado por su madre y sus abuelos maternos en Cochabamba (Bolivia) y luego en Perú.
“Inmortales” que velan por la lengua
La Academia Francesa, a la cual ingresará Mario Vargas Llosa, fue fundada en el siglo XVII para velar por el buen uso de la lengua, aunque la autoridad de los “inmortales” que la integran ha menguado desde entonces.
Fue fundada en 1635 por el cardenal Richelieu, principal ministro de Luis XIII, proclamado “jefe y protector” de la institución. En la Francia republicana, esa función recae en el jefe de Estado.
Su misión: “Dar reglas certeras a nuestra lengua y hacer que sea pura, elocuente y capaz de tratar las artes y las ciencias”.
En la actualidad, de los 40 miembros estatutarios de la Academia, solo 35 son “inmortales”. Su título se inspira en el lema de la institución, "À l’immortalité" (A la inmortalidad), que recuerda su misión de preservar la lengua.
Elegidos por mayoría absoluta, los académicos son científicos, curas, escritores, historiadores o políticos. Entre los más ilustres se encuentran Montesquieu (1727), Marivaux (1742), Voltaire (1746), Chateaubriand (1811), Victor Hugo (1841, tras cuatro candidaturas) y Louis Pasteur (1881). Emile Zola fue rechazado 25 veces. Y el mariscal Pétain, elegido por unanimidad en 1929, fue excluido en 1945, tras haber encabezado el régimen de Vichy, de colaboración con la Alemania nazi.
La única regla desde 2010 es tener menos de 75 años para presentarse. Pero esto no impidió que Mario Vargas Llosa fuese elegido en 2021, pese a sus 85 años. En total, diez mujeres han entrado en la institución. Actualmente, la Academia cuenta con seis.