El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “María se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento que acoge las palabras del Ángel y dice: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Este “hágase en mí” no es solo aceptación, sino también apertura al futuro: ¡es esperanza! ¡Este “hágase en mí” es esperanza!
María es la Madre de la esperanza.
María no sabía cómo podía ser madre, pero se confió totalmente al misterio que iba a cumplirse, y se ha convertido en la mujer de la espera y de la esperanza.
María es consciente de cómo la misión y la identidad de aquel Hijo, que se hizo Maestro y Mesías, supera su ser madre y al mismo tiempo puede generar temor, así como las palabras de Simeón y su profecía de dolor.
Y sin embargo, ante todas estas dificultades y sorpresas del plan de Dios, la esperanza de la Virgen nunca flaquea.
Esto nos dice que la esperanza se nutre de la escucha, la contemplación, la paciencia, para que los tiempos del Señor maduren.
Incluso cuando María se convierte en la dolorosa al pie de la cruz, su esperanza no cede, sino que la sostiene en la espera vigilante de un misterio, mayor del dolor que está por cumplirse.
Todo parece realmente acabado; cualquier esperanza podría decirse apagada. También ella, en ese momento, podría haber dicho, si no hubiera recordado las promesas de la Anunciación: “¡Esto no es cierto! ¡He sido engañada!”. Y no lo hizo.
María creyó. Su fe le ha hecho esperar con esperanza en el futuro de Dios. Una esperanza que hoy el hombre no logra tener.
Muchas veces pienso: “¿Sabemos esperar el mañana de Dios, o queremos el hoy, el hoy, el hoy?”.
El futuro de Dios es para ella el amanecer de aquel día, el primero de la semana. Nos hará bien pensar en la contemplación, en el abrazo del hijo con la madre. …
(Frases extractadas de https://elmisericordioso.me/2015/12/08/evangelio-del-dia-por-el-papa-francisco-maria-es-madre-de-esperanza-que-nos-sostiene-y-ayuda/).