Marisol Ramírez
Día de la Madre, día especial para agradecer a quien nos dio la vida y acompaña, protege e inspira en cada momento.
Las madres en esta entrevista, Esther Villasanti, Seudy Benítez Villasanti y María José Id, eligieron la danza como forma de expresión, son bailarinas y docentes.
Esther Villasanti es mamá de seis: Gustavo, Armando, Diana, Antonio, Seudy y Marcelo, y cinco de sus hijos se dedican también al arte.
Esther se inició en el mundo profesional bailando desde temprana edad en los grandes escenarios del Paraguay. Viajó por el mundo difundiendo el folclore con la danza de la botella. Supo combinar su pasión por la danza con la desafiante tarea de formar familia. La bailarina y docente confiesa que esto no sería posible sin el apoyo incondicional de su esposo, Ángel Benítez.
Esther abrió hace 27 años el conservatorio de arte que lleva su nombre y que este 31 de mayo está de aniversario. Tres de sus hijos la ayudan en la dirección de lugar: Armando, Seudy y Diana.
Esther festeja este día con un almuerzo familiar, rodeada de sus hijos y nietos, con peña amenizada por Armando (guitarra), Ángel (canto) y Gustavo (arpa).
“La vida del artista requiere mucho amor y esfuerzo. Estoy feliz por todos los logros, porque todo el esfuerzo dio frutos. Mis hijos están a mi lado, haciendo lo que amo”, dice a ÚH Esther Villasanti.
A su vez, Seudy cuenta que “ya bailaba en la panza” de su madre, “siempre vi con admiración a mi mamá, bailar en los escenarios. Me cautivó el mundo del arte y sentí que quería ser una gran bailarina como ella”.
Para la bailarina y docente Seudy, mamá de Santiago (9), es una gran responsabilidad, “y honor muy grande seguir con la academia y con el nombre que lleva el conservatorio, el de mi mamá. Tengo mucho amor y orgullo por ser hija de una gran mujer, en la vida y en los escenarios, fue y sigue siendo mi maestra”, destaca.
MADRE APOYO. Para María José Id Escobar, su madre, María Estela Escobar es la gran responsable de que ella hoy sea una profesional destacada en el ámbito artístico, ya que es bailarina, docente y directora de su propia escuela de arte, la cual lleva su nombre.
María José da méritos al apoyo constante de su mamá. “Es ella quien me llevó, literalmente de la mano, desde el inicio y nunca me soltó. Siempre me animó a perseguir mis sueños”, recuerda la docente de danza y también abogada.
Si bien también agradece a su papá, confiesa que fue su madre quien la guio.
“Me llevaba a las clases, me esperaba horas y horas, convencía a papá para pagar los trajes, invertir en hacerme participar en todas las cosas”, subraya.
María José, mamá de tres, Yanina (13), Sara (8) y Julieta (5) –todas estudiantes de la carrera de danza–, señala que su madre, María Estela, siempre la alentó y hoy día, es también quien disfruta a su lado, observando sus logros, así como los de sus nietas.
“Para mamá, ver a sus nietas estudiar danza es un revivir lo que ella vivió conmigo. Es la fan número uno de ellas. Hace malabares para darnos el soporte que se necesita”, comparte.
María José le atribuye a su madre el mérito de vivir este sueño de bailarina, profesora, y propietaria de una academia de danza. “Me apoyó cuando le dije que me dedicaría a la danza, a enseñar, y no al Derecho. Siempre fue y es mi gran apoyo”, comenta.
A su vez, ella como mamá disfruta y se emociona al ver a sus propias hijas evolucionar en el arte, “en la danza, pasión que nos une”.
María José cuenta que festeja su día junto a sus hijas y su esposo Armando, quien le rinde homenaje cocinando alguna otra receta de su agrado. También sale con su mamá, a un desayuno o merienda, “a veces a la peluquería a relajarnos y tener nuestro tiempo a solas para hablar y compartir”.
UN ROL SIN ESTIGMAS. María José Id señala que “todas las madres somos la mejor madre que podemos ser. Siempre se espera mucho de la mujer en su rol de madre, pero creo que de a poco eso está cambiando y desestigmatizando”.
Sostiene que para cada madre hay días alegres y fáciles, así como momentos difíciles y tristes, “pero nada cambia el hecho de la felicidad de ser madre y más todavía poder ser parte de la vida de los hijos, verles crecer”.
Su consejo a todas las madres es disfrutar de su rol, “no sentir culpa por las decisiones tomadas, amar y demostrar amor a los hijos día tras día, y sobre todo, ser feliz, plena, para poder ser una buena madre, tenemos que ser felices”.