A menos de un mes de los comicios, el líder del Partido de los Trabajadores se desplazó hasta Sao Gonçalo, una deprimida comunidad localizada en la zona metropolitana de Río con gran número de iglesias pentecostales y que, en las elecciones de 2018, apoyó en masa a Bolsonaro, con un 67,35 % de los votos.
Respaldado por centenas de líderes evangélicos, Lula (2003-2010) reafirmó su creencia en Dios en su discurso e hizo un guiño al cristianismo y a la familia, dos de los ejes de campaña de Bolsonaro, candidato a la reelección. “Si hay un brasileño que no necesita probar que cree en Dios, ese brasileño soy yo. No habría llegado donde llegué si no fuese la mano de Dios guiando mis pasos”, declaró Lula.
Y agregó, en tono mesiánico: “Estoy seguro de que de allí encima él me va a decir: Lula, cuida de este pueblo”.
El antiguo sindicalista recordó algunas de las iniciativas que llevó a cabo durante su Gobierno para garantizar la libertad religiosa, en un intento por disipar las noticias falsas propagadas por el bolsonarismo que aseguran que Lula cerrará las iglesias si gana los comicios del 2 de octubre.
En ese sentido, Lula subrayó que ningún otro presidente garantizó tanto la creación de iglesias y la libre práctica de la fe como él. “Aprendí que el Estado no debe de tener religión, no debe de tener iglesia, debe de garantizar el funcionamiento y la libertad de muchas iglesias”, prosiguió Lula, quien recibió la bendición de los pastores durante una oración.
Lula, quien lidera las encuestas con una ventaja de 13 puntos, afirmó que el país no puede continuar siendo gobernado por un presidente que “adora mentir” y acusó a Bolsonaro, de forma velada, de acudir a los cultos en busca de votos.
“Fui cinco veces candidato y nunca fui a una iglesia, a un acto religioso para captar votos. Quien va a la iglesia lo hace para cuidar de su fe”, señaló Lula en Sao Gonçalo, donde fueron vividos momentos de tensión entre simpatizantes del ex presidente y bolsonaristas.
Bolsonaro posee un amplia ventaja entre los evangélicos, grupo que ha ido ganando fuerza en el país y representa actualmente el 30% de la población brasileña, frente al 50% que se declara católico.
De acuerdo con la encuesta demoscópica del instituto Datafolha, el líder de la ultraderecha cuenta con alrededor del 48% de los votos entre los evangélicos, frente al 32% de apoyos que obtiene Lula.
El líder de la ultraderecha, quien cuenta con el apoyo de influyentes pastores, como el polémico Silas Malafaia, ha conseguido atraer el apoyo de los evangélicos con la defensa de la Biblia y su retórico en torno a los “valores” conservadores.
En especial, defiende la “familia tradicional” y abandera el rechazo absoluto al aborto, hoy permitido por ley en supuestos como violación o riesgo para la gestante.
Discusión y asesinato
Un simpatizante del presidente Bolsonaro asesinó a un seguidor del ex mandatario Lula tras una discusión en un área rural de Brasil. La víctima, Benedito Cardoso, tenía 42 años y el autor del crimen 24 años. Cardoso primeramente dio primero un puñetazo al asesino, que este devolvió. La víctima fatal tomó entonces un cuchillo para agredir a su contrincante, quien le quitó el arma blanca, lo persiguió y luego lo hirió con esta. Con Cardoso en el suelo, el asesino tomó un hacha y lo remató. AFP