Las autoridades brasileñas deploraron el jueves que Israel afirmase que había ayudado a desbaratar una “célula” de Hezbolá que pretendía atentar contra la comunidad judía en Brasil.
Apoyado por Irán, Hezbolá es un movimiento chiita libanés con estrechos lazos con Hamás, enzarzado en un sangriento conflicto con Israel en la Franja de Gaza, tras la matanza el 7 de octubre por el grupo islamista palestino.
CIUDAD DEL ESTE. Las investigaciones sobre las supuestas operaciones de Hezbolá en la región se han concentrado en la zona fronteriza entre Argentina, Brasil y Paraguay, países con una importante población de origen libanés.
El polo económico es Ciudad del Este, en Paraguay, un concurrido centro de comerciantes y traficantes que venden todo tipo de productos, desde DVD piratas y electrodomésticos, hasta armas.
Esta zona franca tiene la reputación de ser escenario de crimen y tratos ilegales.
La Oficina Antiterrorista de Estados Unidos asegura que colaboradores de Hezbolá operan en la región para recabar financiación.
CARTES. El embajador de Estados Unidos en Paraguay, Marc Ostfield, aseguró en enero que Hezbolá “ha realizado regularmente eventos privados en ese país suramericano donde los políticos hacían acuerdos” con el movimiento a cambio de “favores”.
El diplomático incluyó al ex presidente Horacio Cartes (2013-2018), quien niega las acusaciones.
Hezbolá es acusado de financiarse en la región apoyando al crimen organizado con el lavado de dinero y la venta de armas.
En 2006, la justicia argentina acusó a Hezbolá de haber perpetrado el atentado contra AMIA (1994), en Buenos Aires, que causó 85 muertos y 300 heridos.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha incluido en su lista negra sobre personas y entidades que financian a Hezbolá a varios suramericanos, incluido el libanés nacionalizado paraguayo Assad Barakat, que estuvo preso en Brasil y Paraguay por delitos relacionados con apología al crimen y evasión de impuestos. AFP