BERLÍN-ALEMANIA
Los relojes inteligentes, estrellas de la edición 2015 del gran salón de la electrónica IFA de Berlín, optan por una apariencia clásica con una esfera redonda para diferenciarse del modelo de Apple y tratar de seducir a los clientes.
Samsung, Motorola, LG, Asus y Huawei presentarán en el mayor salón electrónico del mundo sus últimos modelos de smartwatches, esos relojes que permiten, entre otras cosas, vigilar el pulso cardiaco, recibir notificaciones, leer SMS o ver quién llama al teléfono móvil. Todos tienen un objetivo: que los relojes conectados encuentren sus clientes más allá de algunos aficionados a la tecnología.
menos compradores. Según un sondeo de la federación alemana de electrónica GFU, el 16% de los alemanes tienen previsto comprar uno de esos relojes de aquí a finales de 2016, unas cifras muy inferiores al 50% de personas encuestadas que aseguran que comprarán un smartphone en el mismo periodo. “Se necesita tiempo para demostrar el valor de los nuevos objetos conectados.
Los primeros relojes inteligentes lanzados hace dos o tres años se centraban, sobre todo, en particularidades técnicas. A menudo faltaba una dimensión de diseño, indispensable para un accesorio como un reloj, y una dimensión de servicio”, explica Thomas Husson, analista en la consultora estadounidense Forrester. Pero, desde entonces, “Apple logró un cambio al vender el reloj como un objeto de moda”, apunta. El Apple Watch, que salió a la venta en abril, debería contribuir a dar el esperado empujón al sector, según las previsiones de varios analistas.
La consultora estadounidense Gartner estima que se venderán 40 millones de smartwatches en el mundo en 2015, esto es, ocho veces más que en 2014, mientras que Forrester prevé unos 20 millones de ventas.
Diseño clásico. Hace dos años, en el IFA 2013, Samsung anunció su primer reloj inteligente, el Samsung Gear. Este año, la nueva generación descarta la pantalla de forma cuadrada. Con una esfera redonda de 1,2 pulgadas, el Samsung Gear S2, que será presentado este jueves, adopta los códigos de la relojería clásica, como el nuevo Motorola 360 o el modelo presentado por Huawei.
La frontera entre el mundo de la relojería y el de la electrónica debería volverse aún más tenue con la esperada llegada de smartwatches de fabricantes como Tag-Heuer (con Intel), Swatch o Fossil.
Quizá se necesiten también unos precios más asequibles: los modelos más baratos se venden por entre 300 y 400 euros.