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Por Rocío Ayuso
Los Angeles (EEUU) EFE- Hay quien compara la trilogía de “Pirates of the Caribbean” (“Piratas del Caribe”) con el fenómeno de “Star Wars”, pero es que la saga ya recaudó 1.700 millones de dólares con sus dos entregas anteriores y ahora regresa a por más con la tercera.
Se trata de “At World’s End”, la ambiciosa conclusión de esta trilogía que nació en 2003 como un proyecto para algunos risible, inspirado en una atracción de parque temático.
Muy equivocados estaban los que pensaron que la popular atracción de Disneylandia que creó Marc Davis cuatro décadas antes tendría poca sustancia en la pantalla.
Más aún los que dudaron del atractivo entre el público del capitán Jack Sparrow, ese pirata entre borracho y amanerado al que Johnny Depp dio vida fundiendo en su mente a dos de sus héroes, el miembro de los Rolling Stones Keith Richards y el popular zorrillo de los dibujos animados de la Warner Bross, Pepe-le-Pew.
Además del dinero que han recaudado a espuertas, las películas de “Pirates of the Caribbean” son ya parte de la cultura popular, capaces de revivir un género que muchos daban por muerto.
Hay piratas hasta en la sopa, literalmente, eso sin necesidad de subrayar que “Dead’s Man Chest”, la segunda parte, es hoy por hoy la tercera película más taquillera de la historia de Hollywood.
Y en cuanto a Jack Sparrow, su presencia le hace el personaje más popular de Disneylandia entre las mujeres, siempre escoltado por dos guardaespaldas para evitar que sus harapos de pirata acaben hechos jirones delante de los niños.
Con la llegada de esta última entrega a más de 4.000 salas en Estados Unidos las expectativas están muy altas.
Tanto que los estudios Disney han solicitado a la prensa que no desvele los secretos de una trama que los propios implicados en la cinta tienen dificultad para contar.
En ella regresan Elizabeth Swan (Keira Knightley) como la damisela enamorada de Will Turner (Orlando Bloom) pero acaramelada con Sparrow, aunque no lo suficiente como para evitar su posible muerte comido por un monstruo marino en la segunda entrega.
Además, está el vengativo Davy Jones (Bill Nighy) hecho un pulpo y con el corazón en un cofre y el esquelético capitán Barbosa (Geoffrey Rush) que ha vuelto de la tumba porque para eso es una historia fantástica de piratas.
Una trama en la que son muchos los Sparrow que pueblan la pantalla y continuas las traiciones entre todos sus protagonistas.
O recónditos los parajes donde transcurre la acción, de las aguas de Singapur, donde Depp encuentra en Sao Feng (Chow Yun-Fat) otro enemigo, a un mar de icebergs pasando por lo que parecen las cataratas del Niágara o una desértica playa donde el barco pirata Black Pearl se mueve a lomos de miles de cangrejos.
También hay pinceladas de amor en el fragor de la batalla y para el que se quede con el corazón en un puño al acabar los 167 minutos de metraje de “At World’s End”, un consejo: aguantar un poco más hasta el último de los títulos de crédito porque un segundo final ofrece una romántica sorpresa.
Y en medio de toda esta locura, “At World’s End” cumple con la promesa de presentar en cámara al verdadero Keith Richards como el padre de Sparrow, alguien que incluso rasguea unos acordes musicales en una guitarra.
“Guitarra que debió de robar porque nunca la volvimos a ver”, afirmó el realizador Gore Verbinski a la prensa de un instrumento que mandó hacer ex profeso para este pirata musical.
En total, la tercera entrega de “Pirates of the Caribbean” es un cóctel caro, con un presupuesto que se calcula por encima de los 300 millones de dólares, pero con una riqueza visual que espera llevarse a la audiencia de calle.
De ahí la disculpa utilizada en numerosas ocasiones por su productor, Jerry Bruckheimer, al decir que “At World’s End” es un filme que pide a gritos verla más de una vez.
“Cuando uno tiene 140 piratas batiendo sus espadas en la lluvia mientras sopla el viento de las máquinas e intentas decir bien tu diálogo en lo último que piensas es en la opinión de los críticos. Tu única preocupación es que el cañón no te pille el pie”, confesó también a la prensa el actor y ganador de un Oscar Geoffrey Rush. EFE