Matía Talavera, jefe de Operaciones de Montada SA, compañía de seguridad rural, tiene sobre su escritorio una pila de álbumes fotográficos de diversas intervenciones realizadas por su personal. <br/><br/> Desde abigeos obligados a desenterrar los vestigios de animales que carnearon, hasta el descubrimiento y entrega a efectivos de la Secretaría Antidrogas, de pilas de marihuana prensada en algún punto de las extensas propiedades que les toca vigilar. <br/><br/>"Estamos cubriendo inmuebles desde Pilar, hasta el Chaco”, aclara orgulloso. Los hombres que contrata, antes que cualquier otro requisito, debieron haber realizado el servicio militar. <br/><br/>El resto, aprende en el Centro de Capacitación del Guardia Privado, del Departamento de Delitos Económicos de la Policía Nacional, y de instrucciones de militares retirados y ex policías que forman la dotación original.<br/><br/>"Somos medio salvajes”, dice entre bromas y de veras. Mientras sigue hojeando los álbumes para enseñar fotografías de las personas que atrapan en sus patrullajes de rutina. También va mencionando varios conocidos apellidos de propietarios de estancias a cuyo servicio están sus guardias.<br/><br/> “La mayoría de los ganaderos me conocen muy bien”, agrega con satisfacción.<br/><br/>En estos momentos, los guardias de Montada SA están en mayor número en la zona de San Pedro. <br/><br/>"Estoy recomendando a todos nuestros clientes hacendados que no se queden a dormir en sus estancias. Les cambio la rutina y sistema de trabajo”, destaca.<br/><br/>También tomó la medida de reforzar su personal en Concepción y Capitán Bado. “Ellos se quedan un mes en los establecimientos y obedecen solo órdenes nuestras. No del capataz de la estancia ni de ninguna otra persona. Luego son relevados y se toman 4 días libres, antes de retomar su labor”, explica. A bordo de una camioneta todoterreno, él los va visitando y a través de teléfonos móviles recibe el parte diario de sus guardias. Si hace falta, refuerza el número de hombres.<br/><br/>MÁS VULNERABLE LA EMPRESA PARA LA QUE TRABAJA TALAVERA NACIÓ 3 AÑOS ATRÁS. <br/><br/>"Al principio, veíamos solo casos de abigeato. A un ganadero, por ejemplo, le llegaron a robar hasta 200 novillos. Ahora vemos de todo: rollotráfico, drogas, invasiones y robos”, dice y señala una foto tomada en una propiedad del Chaco, que mostraba troncos de palo santo, cortados y listos para ser robados de una propiedad privada.<br/><br/> “Ni nunca, ya no se puede pretender tener una propiedad rural sin protección alguna. El campo es mucho más peligroso hoy. ¿Quién te va a defender allí, quién te va a socorrer? Si llamás a la Policía, va a tardar en llegar, por la distancia entre las viviendas y el centro urbano”, reflexiona.<br/><br/>Otro factor que abona la inseguridad es que la gente es más comunicativa e ingenua. “Los pobladores siguen viviendo con la actitud acostumbrada de cuando la vida en el campo era tranquila. No perciben los peligros actuales”, sostiene Talavera.<br/><br/>ACOSTUMBRADOS AL CAMPO...<br/><br/>