Por Liza Paredes
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El Congreso Nacional despilfarró este año en la compra de pines de oro, maletines, heladeras, televisores y servicio de florería, alquileres para eventos y servicios de organización de eventos la suma de G. 1.067.269.400.
Los gastos superfluos siguen siendo una constante en el Parlamento, pese a las necesidades extremas en varios ámbitos que no son atendidas por falta de presupuesto público.
La Cámara de Diputados continúa liderando en cantidad de gastos realizados en el año. Esta institución legislativa despilfarró la suma de G. 822.700.000, según informes.
La última gran adjudicación del año, avalada por el presidente Juan Bartolomé Ramírez, fue la compra de heladeras y televisores plasmas para los diputados.
Meses antes de la adjudicación, el citado diputado, de extracción liberal, había intentado justificar la compra de las heladeras señalando que sus pares tenían la necesidad de tener hielo para el tereré y conservar sus alimentos.
La Cámara baja contrató este año servicio de organización de eventos institucionales por la suma de G. 125.000.000, cuando la misma cuenta con una dirección, jefatura y todo un equipo de protocolo que fue fortalecido con los leales del ex presidente de Diputados, Víctor Bogado, entre quienes figura Alana Calvo.
pines de oro. Como bienvenida a la nueva legislatura que empezó sus funciones en junio, el Congreso gastó en pines de oro de 18 quilates y con el nombre grabado de cada uno de los 80 diputados, 45 senadores y 18 parlasurianos, la sideral suma de G. 397.274.400.
El reclamo ciudadano en contra de la actitud de los administradores del Congreso se hizo sentir en las redes sociales, pero ello no fue suficiente para frenar el despilfarro del dinero público.
Los parlamentarios se escudan en la Ley Nº 42 del año 1968, creada en el gobierno de Alfredo Stroessner, en la que se establece que los distintivos serán entregados a los parlamentarios que asumen sus cargos.
Otro regalo que al asumir recibieron los senadores y parlasurianos fueron los maletines en cuero, grabados con su nombre y con el periodo de gestión, por los que se gastaron la suma de G. G. 31.595.000.
necesidad. Mientras en el Congreso no escatiman gastos, hogares de abrigo de niños y ancianos y otras entidades reclaman el recorte presupuestario que se les hará este año.
El padre Aldo Trento cuestionó a los parlamentarios que no se haya auditado a las fundaciones sin fines de lucro para comprobar si cumplen o no con su fin para el recorte.
La Fundación Casa Cuna tiene un presupuesto anual de G. 210 millones. Cada uno de los 350 niños que viven allí debe ajustarse a un gasto de G. 600.000. Otro hogar que reclama rubros es Guadalupe, que alberga a 45 niños con un presupuesto de G. 144 millones por año.
Tomando como parámetro la Fundación Casa Cuna, con los G. 1.067.269.400 que gastó el Congreso se puede mantener por un año a casi a 1.800 niños y comprar por lo menos 5 ambulancias para centros de salud.