09:15-30/01/07
La “Achura” conmemora la muerte de Husein, nieto de Mahoma, en el año 680 de la era cristiana, en la “Batalla de Kerbala” a manos de seguidores del califa Yazid.
Esta muerte marca el “cisma” oficial entre el chiísmo (que profesan un diez por ciento de los musulmanes del mundo) y la rama suní mayoritaria.
En árabe, “chía” quiere decir “secta”, y alude a quienes creen que el califato debió ser hereditario a partir del linaje de Mahoma, frente a los suníes que abogaron por un califa elegido por “consenso” entre los creyentes.
Los chiíes son mayoritarios sólo en Irán, Irak y Bahrein, y forman importantes minorías en países como el Líbano, Afganistán, Pakistán, Arabia Saudí, Siria y Kuwait.
Sin embargo, sólo han alcanzado el poder político en Irán, y en en los últimos años también en Irak, donde desde la independencia en 1921 hasta la caída de Sadam Husein en 2003, siempre fue la minoría suní la que tuvo las riendas del país.
La instauración de la regla de la mayoría en Irak permitió que los chiíes iraquíes, que suponen aproximadamente dos tercios de la población, se hicieran con el poder político, militar y policial.
También sus ritos, prohibidos o muy restringidos en la época de Sadam, han vuelto a las calles en los últimos años, atrayendo a cientos de miles de fieles chiíes de todo el mundo.
Y es que Irak alberga la mayoría de los mausoleos donde están enterrados los once imames más venerados por los chiíes.
La fiesta de Achura es, con diferencia, la más concurrida por los fieles chiíes: en las calles de Kerbala, donde está enterrado Husein, es habitual encontrar a afganos, uzbekos y pakistaníes mezclados con libaneses e iraquíes.
En un día como hoy, todos se dedican a llorar la muerte de Husein, y muchos de ellos se flagelan para escenificar el dolor sentido por el mártir.
Cortejos de hombres vestidos de negro se golpean la espalda con ramilletes de cadenas, o se hieren la frente con espadas, mientras los espectadores, hombres, mujeres y niños, se golpean el pecho rítmicamente mientras entonan cánticos de dolor.
“Los rituales reflejan el apego de los chiíes a sus tradiciones, que datan de hace 1.300 años”, según el clérigo chií Abdelhusein Aswadi, para quien “pese a la tensión en Irak y la posibilidad de ataques terroristas, los chiíes están determinados a seguir con sus tradiciones”.
La ciudad de Kerbala, según han relatado varios peregrinos, es hoy una ciudad fortificada para evitar los ataques terroristas que en años pasados han tenido como blanco las concentraciones de peregrinos en esta fiesta.
El ministro de Seguridad Nacional, Shirwan Al Waeli, explicó hoy que hay cerca de 10.000 agentes del Ejército y la policía desplegados en Kerbala, mientras que la aviación sobrevuela la ciudad para vigilar movimientos sospechosos.
Pese a los riesgos, miles de chiíes están llegando de todo Irak a Kerbala, desde hace ya varios días.
“Vine a Kerbala hace ocho días. Me he encontrado con muchos problemas en el camino, pero ahora me siento confortado y satisfecho”, dijo a Efe Haider Abdelreda desde Kerbala.
Abdelreda, como los demás chiíes, cuentan con enormes carpas erigidas por las autoridades para dar comida y descanso a los peregrinos entre sus visitas al mausoleo de su llorado Husein.
Las jornadas de duelo alcanzan su “clímax” esta tarde, cuando los cientos de miles de fieles comenzarán a volver a sus casas. EFE