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DUBLIN - IRLANDA
Irlanda anunció esta semana el cierre de su embajada en el Vaticano y en la misa del domingo de la principal iglesia católica de Dublín, menos de un tercio de las bancas estuvieron ocupadas. Ninguno de los presentes tenía menos de 30 años. Las revelaciones de abusos infantiles y violaciones por parte de sacerdotes irlandeses y la orden religiosa los Hermanos Cristianos echaron por tierra el papel dominante de la Iglesia Católica en Irlanda, que según las investigaciones, encubrió estos delitos.
El Gobierno insiste en que el cierre de la misión del Vaticano fue para ahorrar dinero como parte de una campaña de austeridad económica. Pero pocos de los asistentes a la misa de la catedral de Dublín creen que fue la única razón. “Es una lástima. Es otro aspecto del desapego al catolicismo. Es el fin de una era”, dice Kathleen Ryan, de 75 años.
La lucha de Irlanda por la independencia contra siglos de dominio inglés protestante y la histórica supresión de la religión católica por la Corona inglesa unieron al catolicismo a la identidad nacional del país. Históricamente, la relación del Gobierno irlandés con el Vaticano fue cercana.
En 1937, el Gobierno consultaba al arzobispo de Dublín mientras redactaba la Constitución, que reconocía la posición especial de la Iglesia Católica, una cláusula que solo se eliminó a inicios de la década de 1970. La pertenencia de Irlanda a la UE y la creciente influencia del pensamiento laico ayudaron poco a poco a desmantelar las leyes influidas por el catolicismo. La prohibición de la homosexualidad terminó en 1993 y el veto al divorcio se levantó en 1995.