La decisión se ha adoptado tras las conversaciones entre todas las partes implicadas y después de que el vicepresidente del Gobierno italiano y ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, considerara que ante la situación generada era “oportuno aplazar el Gran Premio” para centrar la atención en las tareas de rescate.
El desbordamiento del río Santerno rodeó de agua las instalaciones deportivas, anegando varios tramos de carreteras cercanos a la pista, además del estacionamiento y de algunas colinas con césped que sirven de tribunas.