“Por un millón de dólares, yo hago bailar desnudos sobre una mesa a varios ministros paraguayos”. Palabras del “bello cónsul”, el estafador alemán que anduvo haciendo de las suyas por aquí en la década de 1980.
Dejando de lado lo que estafó, el hombre fue un profundo conocedor de la realidad nacional.
Por eso me permito citarlo a propósito de las consecuencias ambientales que tendrá la instalación de una fundidora de aluminio de Rio Tinto (RT) sobre el río Paraná.
¿Quién será el encargado de controlar la cuestión ambiental y quién pagará?
Con más dinero que todo el Paraguay, RT está en condiciones de convertirse en un Estado dentro del Estado.
Que habrá polución no se discute. En un debate realizado en la Facultad de Ciencias Agrarias, un representante de RT admitió que la fundidora emitirá 1,8 toneladas de anhídrido carbónico (CO2) por cada tonelada de aluminio producido (Última Hora, 24-8-12).
Según informes técnicos serios, la proporción varía entre 2 y 2,1 toneladas de CO2 por tonelada de aluminio. Si la fundidora produce 674.000 toneladas de aluminio (como se tiene anunciado), serán 1.348.000 toneladas de CO2 por lo bajo.
Ya da para fundir aluminio, e incluso para fundirnos con ese y otros gases nocivos.
En la fundición del aluminio se producen también perfluorocarbonos (PFCs). Aunque se los produce en proporción mucho menor, son mucho más peligrosos para el medioambiente.
También se producen fluoruro de hidrógeno y anhídrido sulfuroso (SO2). Este último es el que puede transformarse en anhídrido sulfúrico y luego en ácido sulfúrico, produciéndose así la llamada lluvia ácida, con efectos nefastos para los vegetales, animales y seres humanos. Esto podrían experimentar en carne propia los productores agropecuarios de Itapúa, Alto Paraná, Misiones, Caazapá, Guairá y Caaguazú.
Aunque el prospecto de RT diga que se ha tomado en cuenta el manejo de estos contaminantes, la verdad es que aquí no existen regulaciones claras sobre el punto. Si se las establece, habrá que efectuar mediciones, y esto tampoco es fácil.
El prospecto (por llamarle así a la información oficial) dice también que la fundidora no dejará residuos sólidos, y eso no es cierto.
Existe un residuo llamado potlining, que aparece cuando se desprende el material de revestimiento del crisol de fundición, por falla o por desgaste en el uso. El potlining contiene materiales peligrosos como el cianuro y el flúor, que se tienen que quedar en algún lado.
¿Se seguirán criterios internacionales para enterrarlos, reciclarlos, o hacer lo que se debe hacer?
Los criterios varían en los distintos países, y aquí pueden ser muy, pero muy particulares.
Con el CO2 no hay nada que hacer; ese será el aporte paraguayo al recalentamiento global.
Los otros gases y desechos se podrían manejar de una manera apropiada, pero eso significaría gastos adicionales, o sea un encarecimiento del aluminio producido, y RT trata siempre de bajar los costos de cualquier manera.
Para eso, este puede ser un país ideal, con su electricidad regalada, poco control, impuestos bajos y moralidad todavía más baja.