El liberal llanista Dionisio Amarilla maneja un área sensible en el Senado que tiene que ver con la economía y los números al ser titular de la Comisión de Hacienda.
El mismo, quien está acusado por uso indebido de sus influencias y además intento de soborno, tiene un trato directo con instituciones públicas y privadas.
Por medio de un pacto con los cartistas y abdistas, junto con su sector el llanismo, Amarilla consiguió quedarse al frente de Hacienda.
Incluso corrió la versión de que mediante el mismo pacto iba a presidir la Bicameral que analiza el Presupuesto General de Gastos de la Nación.
Ahora mismo, el parlamentario está con un pedido de pérdida de investidura a cuestas, y su salida justamente depende de que los colorados le suelten la mano.
Existe mucha resistencia a esa posibilidad, ya que los llanistas no están dispuestos a perder una banca, por lo que de esa manera embretan al abdismo, que anhela mantener el acuerdo.
Los colorados siguen dispuestos a ceder la presidencia del Congreso a un referente del bloque de Blas Llano.
Sin embargo, pusieron en jaque las negociaciones en torno a la renovación de autoridades en el Senado, cuando tras una fuerte presión tuvieron que definir postura en torno al ex contralor general Enrique García.
El llanismo en ningún momento pensó en la posibilidad de destituir a su aliado, y la posición que asumieron los colorados generó una molestia en este sector liberal.
En este momento los senadores están entrando en la cuenta regresiva de negociar la mesa directiva, y los abdistas están enfocados en mantener la gobernabilidad del presidente Mario Abdo Benítez.
Con la situación en la que se encuentra Amarilla, se torna dudoso el panorama en torno a las negociaciones.
Si el liberal consigue quedarse de la mano de Marito, podría mantenerse al frente de Hacienda, y esta vez sí salirse con la suya y presidir la Bicameral de Presupuesto.