De esta manera, cualquier comentario u opinión a veces es tergiversado, socavando la idea, y demonizando al que la dio. El famoso argumento ad hóminem, atacar al hombre, ya que no se tienen fundamentos contra la opinión ajena.
Así, por ejemplo, cuando uno habla de un delito o un crimen, donde lo que busca es que se respeten las leyes, los derechos y las garantías constitucionales, lo primero que dicen es que “sos amigo de delincuentes, homicidas, asesinos, violadores... Ojalá que no te pase a vos, que no maten a tu esposa, hijo, amigo...”.
Es que lo más fácil es siempre identificarse con la víctima; es decir, que a uno le puede pasar que lo asalten, maten a alguien conocido, te roben lo más preciado. Es cierto, a cualquiera nos puede pasar.
Sin embargo, lo que puedo contestar es que “ojalá que no te pase a vos, que te inventen un delito, te metan preso sin pruebas, y estés en la cárcel sin razón, porque un fiscal o un juez no hizo bien su trabajo...”.
Si se van violando derechos elementales del individuo, que costaron años conseguir, me pregunto: ¿Por qué no te puede pasar también a vos? Que un policía corrupto te plante pruebas, que un fiscal te invente una imputación, que un juez te envíe preso sin motivo.
Ambas circunstancias pueden ocurrirle perfectamente a cualquier persona. Lo que no entiendo es por qué siempre solo se cuenta una de las posibilidades y no las dos. Podemos ser víctimas de cualquiera de ellas.
De las dos, creo que la segunda es previsible y hasta podría evitarse. Que no te inventen delitos, que no te condenen sin pruebas o te metan a la cárcel sin razón.
Y este es el motivo por el cual hay que centrar nuestra atención en los congresistas. Los creadores de la ley. Como dijo un abogado, están legislando en forma pasional, populista, solo para satisfacer las redes sociales, lo que es muy peligroso.
Se quieren elevar penas por cualquier delito por pedidos de los usuarios de las redes sociales, modificando leyes procesales, para que cada vez sea más fácil meter en prisión a alguien.
Van minando el espíritu de nuestra Ley Suprema tan garantista. Nuestros convencionales constituyentes buscaron por todos los medios no volver a una dictadura hasta el punto de quitar la reelección presidencial.
Las leyes deben ser consecuentes con la Constitución. Si son malas, pueden ser mal utilizadas, especialmente aquellas que se crean para un momento de la historia, donde una ideología domina.
Como ejemplo, en 1940, durante el breve gobierno del mariscal José Félix Estigarribia, se dictaron normativas que amordazaron a la prensa, le dieron una herramienta para ese momento político, y cambiaron la Carta Magna de ese entonces.
No obstante, con la muerte prematura de Estigarribia, fue Higinio Morínigo el que aprovechó esa normativa y esa Constitución para su gobierno dictatorial, donde persiguió a la prensa y a los partidos políticos.
Por eso, las leyes son fundamentales, y no pueden hacerse de cualquier forma, porque si bien un gobernante puede tener buenas intenciones, no sabemos cómo serán utilizadas por el próximo gobernantes con el precedente que dejamos.
Entonces, espero que los parlamentarios sean conscientes de su importante labor, y dejen de ser tan populistas, tan irresponsables con las leyes. Que sean verdaderos patriotas. Sé que se aproximan elecciones y están ya en modo electoral.
Pero que no legislen solo por satisfacer a esa gente invisible que se aprovecha de lo bueno de las redes sociales para presionar y conseguir beneficios para unos pocos.