15 may. 2025

León XIV: Entre Atila y obreros, un Papa para tiempos difíciles

PONTIFICADO. El nombre elegido por Robert Prevost evoca figuras históricas como León I y León XIII.

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Por la paz. El nuevo papa León XIV, Robert Francis Prevost, saludó al mundo.

EFE

La elección de un nombre por parte de un Papa no es un acto trivial ni protocolar: Es una señal deliberada, cargada de simbolismo y tradición, que revela intenciones, prioridades y hasta una visión del pontificado que comienza. En el caso del recientemente elegido papa León XIV, su nombre evoca figuras imponentes del pasado y proyecta un mensaje potente hacia el futuro.

Así lo explica el sacerdote Narciso Velázquez, doctor en Derecho Canónico y ex rector de la Universidad Católica. “La elección del nombre papal es programática. El Papa no elige un nombre al azar; se inscribe en una continuidad histórica. Con ese nombre ya nos está diciendo quién quiere ser”.

Velázquez recordó que el primero en portar ese nombre, San León I (440–461), fue uno de los más grandes pontífices de la antigüedad. Canonizado como Magno, fue el primer Papa en recibir ese título honorífico.

León I no fue un simple administrador eclesiástico. En un momento de caos y amenaza para la civilización romana, él se convirtió en un verdadero líder espiritual y político.

‘‘Cuando Atila, el temido rey de los hunos, amenazaba con arrasar Roma, fue el Papa quien salió a su encuentro en Mantua. Sin armas ni ejército, lo detuvo con su sola palabra y presencia. Ese gesto quedó como símbolo de un Papa que protege a su pueblo, no con violencia, sino con autoridad moral y valentía”, relató el sacerdote.

Esa imagen de “defensor civitatis”, el defensor de la ciudad, cobra relevancia en el contexto actual, marcado por guerras en Europa, Medio Oriente y África, crisis climáticas, polarización política y un profundo desarraigo espiritual. “La humanidad está nuevamente al borde del abismo. No se trata ya de salvar una ciudad, sino la dignidad misma de la vida humana. Por eso, la elección del nombre León XIV nos dice que este Papa está dispuesto a ponerse al frente, a defender, a mediar, a construir paz”, añadió. Pero el simbolismo no se agota allí. Otro referente inevitable es León XIII (1878–1903), uno de los Papas más influyentes de la Edad Moderna. Fue él quien, en plena expansión del capitalismo industrial, con trabajadores explotados y sociedades profundamente divididas, dio a luz a la encíclica Rerum Novarum (1891), considerada el acta fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia. “Fue un documento revolucionario para su tiempo. Allí se reconocía el derecho de los trabajadores a organizarse, se defendía el salario justo, la función social de la propiedad, y se establecía que el Estado debía intervenir para garantizar el bien común. Fue el inicio de una tradición que sigue vigente con encíclicas como Fratelli Tutti y Laudato Si’”, explicó Velázquez.

Al adoptar el nombre de León, el nuevo Pontífice se ubica, simbólicamente, como heredero de ambos: Del Papa valiente que enfrentó a Atila y del Papa visionario que se adelantó a los conflictos sociales del siglo XX. “Podría haber elegido llamarse Juan, Pablo, Benedicto o incluso Francisco II. Pero al elegir ‘León’ nos dice que quiere ser un Papa que habla con fuerza, que defiende y que propone una Iglesia con coraje frente a los grandes desafíos del siglo XXI”, indicó el sacerdote.

SIN TEMORES.

Para el ex rector de la Universidad Católica, León XIV inicia su pontificado en un momento crítico, pero también lleno de oportunidades. “El mundo está desorientado. La Iglesia necesita pastores que hablen claro, que se animen a salir al encuentro, que no teman al conflicto ni a tender puentes. Que no estén encerrados en el palacio, sino que caminen con la gente. Si este Papa es fiel al nombre que eligió, será un pastor fuerte, firme y compasivo”, concluyó. Además del peso histórico de su nombre, el padre Velázquez destacó que hay otros gestos del nuevo Pontífice que no pueden pasar desapercibidos. Si bien nació en Chicago, Estados Unidos, el cardenal Robert Francis Prevost desarrolló la mayor parte de su vida pastoral en el Perú, país al que adoptó como propio.

‘‘Su identificación con la tierra de misión antes que con la de nacimiento muestra una sensibilidad especial’’.

Eligió ser latinoame-ricano por vocación. Y hoy, al convertirse en Papa, asume una nacionalidad universal. Ya no es de un país, sino de todos. Narciso Velázquez, sacerdote.
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