Si bien la situación no es crítica, como en EEUU, donde la campaña navideña está amenazada, la cadena de suministros en algunos países latinoamericanos comienza a estresarse, pues la región es netamente importadora y depende del comercio mundial. Desde que se empezaron a relajar las restricciones a la movilidad y a la actividad económica por la pandemia de Covid-19, la demanda de bienes y servicios experimentó un crecimiento repentino al que los fabricantes y transportistas no han sido capaces de dar respuesta, lo que generó cuellos de botella en distintas partes del mundo, sobre todo en Asia y EEUU. El colapso de los puertos asiáticos está impactando en Brasil, la gran economía latinoamericana y uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, pues los fertilizantes para la agroindustria provienen en su mayoría de China, su principal socio comercial. EFE