Por Raúl Cortese
ENCARNACIÓN
Un camino asfaltado de ocho kilómetros, denominado Tupãsy Rape, es el desafío elegido por muchos de los fieles a recorrer para poder llegar al Santuario de la Santa Madre, y cumplir con sus promesas o agradecer favores que han sido correspondidos.
A unos ocho kilómetros del centro de Encarnación, el Santuario de la Virgen de Itacuá recibe la visita de grupos familiares y turistas argentinos que, atraídos por la belleza del lugar y la fama milagrosa de la Virgen, aprovechan los feriados o fines de semana para disfrutar de un agradable paseo.
El parque natural, repleto de árboles y coloridos pájaros, ocupa un terreno de tres hectáreas a orillas del río Paraná, en un sector elevado y pedregoso. El Santuario de la Virgen de Itacuá fue recientemente acondicionado con camineros, una fuente de agua y un elevado mirador, desde donde se tiene una impresionante vista del majestuoso río Paraná y la frondosa vegetación costera.
El parque de tres hectáreas, repleto de árboles, es frecuentado por fieles de la imagen que se venera hace más de un siglo. Las embarcaciones, refieren los antiguos lugareños, accionaban al pasar tres pitadas como oración y saludo. De esta manera se aseguraban la protección de la milagrosa Virgen.
MILES DE ALMAS. Ayer lunes a la mañana a pesar de las condiciones de tiempo, fresco y con lloviznas, continuaban llegando los fieles a la Virgen de Itacuá en el santuario que lleva el mismo nombre. Testimonios de agradecimiento de locales y extranjeros quedan plasmados en el testimonio de quienes dejan sentado en un libro de la capilla, agradeciendo y pidiendo a la Madre de Dios.
Para el obispo auxiliar de Encarnación, monseñor Claudio Silvero, cabeza visible de toda la organización de la fiesta mariana en este 8 de diciembre en esta zona, se podría lograr reunir o superar a las 30 mil almas que acudieron al lugar el año pasado.
El hermano Ladislao Esteche es un monje que hace más de 15 años vive en el Santuario; su permanencia en el lugar hace del hombre el servicio de Dios, como uno de los elegidos por los visitantes para ser permanentemente consultado sobre la historia del lugar.
Los feligreses llegan en masa el 8 de diciembre para participar de la misa y rendir su tributo de fe. Otra sagrada imagen se ubica en una gruta de piedra, frente al río, con una vista panorámica extraordinaria del cauce hídrico.
Fe, historia y naturaleza se conjugan en el Santuario de la Virgen de Itacuá, sobre la cual no existen milagros certificados o documentados por parte de la Iglesia; no obstante los mismos solo son conservados por el comentario y reiteración de lo ocurrido con las plegarias en el tradicional boca a boca.