28 mar. 2024

La sociología de la literatura

Sergio Cáceres Mercado

Para cada autor que aborda la sociología de la literatura de forma global, tal disciplina es presentada siempre como en un estadio inicial en comparación con otras ramificaciones donde la sociología tiene un desarrollo mayor. Sin embargo, una vez asentada dicha premisa, se desarrollan los antecedentes, las distintas escuelas y enfoques, así como las múltiples investigaciones y resultados que se tienen hoy en día y se tiene la sensación final de que estamos ante un campo disciplinar, joven quizá, pero con una efervescencia investigativa y madurez metodológica que nada tiene que envidiar a las otras especializaciones de la sociología. Este efecto nos transmite el nuevo libro de Gisèle Sapiro, una de las investigadoras ya consolidadas en esta materia.

El texto, dividido en cuatro partes temáticas, indica en una breve introducción que son dos ámbitos en los que toda Sociología de la literatura se desenvuelve, a saber, “la literatura como fenómeno social, del que participan muchas instituciones e individuos que producen, consumen, juzgan las obras, y sobre la inscripción en los textos literarios de las representaciones de una época y de las cuestiones sociales”. Teniendo en cuenta esta bipartición, se desarrollan los capítulos.

En el primer capítulo, “Teorías y enfoques sociológicos de la literatura”, se desarrolla históricamente la relación la literatura y la sociología, así como otras disciplinas que tienen que ver con aquella desde el punto de vista contextual; se analiza cómo el hecho literario fue estudiado desde las ciencias sociales hasta devenir un hecho social. El desarrollo más potente se dará entre los marxistas, donde sobresale Georg Lukács, quien, entre varios otros, busca comprender la relación entre sociedad y la obra literaria; se llega luego a la propuesta de Jean-Paul Sartré y su seguidor Robert Escarpit, quien dejará una huella profunda en la sociología de la literatura con sus trabajos empíricos, hasta llegar a aquellos que intentan superar la muy reduccionista teoría del espejo, tales como los cultural studies representados por Raymond Williams y el estructuralismo genético de Lucien Goldmann y Pierre Macherey.

Seguidamente este capítulo pasa a analizar las propuestas más novedosas, mostrando las ventajas y limitaciones del funcionalismo, el interaccionismo y el enfoque relacional. De este modo, se pasan revista a la teoría de los campos de Pierre Bourdieu, la institución literaria según Jacques Dubois, la teoría del polisistema de Itamar Even-Zohar, el interaccionismo simbólico de Howard Becker y el análisis de redes.

UNIVERSO SOCIAL

Entendida la literatura desde estas posiciones teóricas es necesario incursionar en el universo social donde se produce y que aparece como mediación en dichas teorías. El siguiente capítulo, titulado “Las condiciones sociales de producción de las obras”, pone énfasis en las condiciones materiales de las obras literarias, por un lado, las condiciones económicas y políticas de todo tipo, y, por otro, las condiciones de formación de los escritores y la ambigüedad que rodea a su “profesionalización”.

El rol social del escritor depende de múltiples factores, entre ellos, el muy conocido concepto de “intelectual”, tan caro al pensamiento francés. Sapiro une a esta variable la lógica del mercado donde menciona sus propios trabajos utilizando la economía de los bienes simbólicos de Bourdieu como marco explicativo. El enfoque histórico es retomado para comprender el forjamiento del mundo de las letras francés y, desde dicho caso, iluminar el desarrollo profesional del oficio de escritor y su particularidad dentro del campo intelectual.

En este sentido, la autora señala una “de las herramientas estadísticas más apropiadas para aprehender la estructura del campo literario”: el análisis de correspondencias múltiples (ACM), que propone “una representación geométrica de las relaciones obtenidas a partir de una matriz formada por individuos y variables” (edad, origen social, trayectoria escolar, pertenencia a la vanguardia, colaboración con publicaciones, etc.). Finalmente, trae a colación un enfoque cualitativo, el análisis de redes, tomado de la historia de la literatura, “que aún está lejos de ser explotado en todas sus posibilidades” y que “parece en especial apropiado para explorar el universo de fronteras difusas y porosas que conforma el mundo de las letras”. Estas condiciones materiales revisadas en este capítulo nos llevan a las obras en sí y cómo tales condiciones son refractadas en ellas. Ese es el objeto del capítulo siguiente.

En “La Sociología de las obras”, título del capítulo tercero, Sapiro se adentra en uno de los puntos más sensibles de toda sociología del arte ya que se pone en cuestión la idea muy difundida de la obra de arte como creación independiente del contexto social. Comprender cómo se da la interrelación entre literatura y sociedad es un desafío que varios cientistas sociales han acometido desde distintas posturas teóricas y con disímiles herramientas de análisis. De vuelta Bourdieu con su “espacio de posibles”, el “repertorio” de Even-Zohar o las “instituciones literarias” de Alain Viala son los “términos adoptados para designar esas maneras de hacer que definen lo ‘literario’ en una configuración sociohistórica dada”. A estos se suma el estudioso del discurso social, Marc Angenot, quien “ha mostrado que las obras literarias vehiculaban discursos muy difundidos en la época de su producción”. Pero estos son solo algunos de los nombres que la autora menciona a la hora de dar un panorama de las distintas investigaciones y corrientes que se empeñan en la sociología de la obra literaria.

Sapiro afirma que no se debe caer en el reduccionismo de disolver el carácter original de las obras en lo social, sino que la estrategia es estudiar sociológicamente esta postura que dice mucho del campo que se está estudiando. Por eso no se desdeña el enfoque biográfico que es muy recurrente en la teoría y en la crítica literaria, sino que es aprovechado al máximo. Otro aspecto en este punto es el análisis de las estrategias de escritura y las estrategias de autor (Bourdieu), que analizan el proceso de creación estilística del escritor y las acciones que realiza para hacerse de capital simbólico. Pero hacerse de dicho capital depende en parte del escritor, y otra parte de la recepción que tenga su obra en el público, algo que ya escapa a su control y es el tema del cuarto capítulo.

EL SUJETO Y LA OBRA

El último capítulo, “Sociología de la recepción”, tiene en cuenta al sujeto que consume la obra. En qué condiciones ocurre esta recepción del público y la importancia que tienen los dispositivos que intermedian en dicha recepción son de interés en este apartado del libro. Los agentes intermediadores y legitimadores tales como los editores, librerías, ferias del libro, premios, críticos y prensa especializada proveen información valiosísima sobre la naturaleza y determinaciones de la recepción. Desde el diseño de la portada y la ubicación en el estante de una librería no escapan a los investigadores, quienes también sacan datos de los pleitos literarios y de la retroalimentación que tiene la obra luego de la recepción.

Finalmente, al tratarse de literatura, la lectura como proceso social es clave para los sociólogos de la recepción. Trayectorias de los lectores, prácticas de lectura e intereses de lectura son algunas de las categorías creadas por los sociólogos de la lectura para comprender a cabalidad este fenómeno. Sapiro, en esta parte final de su libro, recomienda “efectuar estudios empíricos sobre las teorías desarrolladas por nuevas corrientes filosóficas que ven en la lectura de ficción una fuente democrática en el sentido de que permitiría organizar la convivencia, ya sea a través de la purga de las pasiones por vía de la catharsis aristotélica, del ejercicio de las capacidades empáticas destacadas por las teorías del care o también de la simbolización como manera de alimentar la reflexión axiológica.”

Esta recomendación hacia un campo nuevo a ser investigado apuntala lo que la autora ya señala al inicio, a saber, que la sociología de la literatura tiene en su horizonte muchos frentes aun inexplorados en su corta pero ya rica existencia. Sapiro va cerrando su libro afirmando que la sociología de la literatura está “todavía poco institucionalizada a pesar de contar con una tradición actualmente muy afianzada, es capaz de renovar la reflexión de las dos disciplinas que la constituyen”.


Reseñas

El nuevo libro de la francesa Gisèle Sapiro, una de las figuras más reconocidas en el campo de la sociología de la literatura, aporta nuevas claves sobre el rol social del escritor y su obra.

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