Por César Cabrera Conde | cecabrera@uhora.com.py | @cabreraconde
“La libertad que me da el jazz para manifestarme artísticamente y crear esa conexión con el público es lo más satisfactorio”, expresa Muñoz a ULTIMAHORA.COM, en su local Mburucujazz Bar, donde suelen darse grandes toques con músicos locales.
Sin embargo, el saxofonista primero no lo veía más que como un hobby esto de estudiar y ejecutar un instrumento. Fue su mamá, Cecilia López, la que lo metió a estudiar saxo en el Conservatorio Nacional a los 13 años. Al ir pasando de curso le agarró la mano y actualmente es docente en el lugar donde estudió, en la Universidad Nacional de Asunción y en la Facultad de Música del Centro Evangélico Mennonita de Teología Asunción (CEMTA).
Señala que “obligatoriamente” le pregunta a sus alumnos si piensan seguir en la música y la mayoría le responde de manera negativa. “Responden que van a seguir cualquier otra carrera que ‘sea aceptable’ por sus padres, y que ‘van a logar’ que tengan un estilo de vida, digamos, bueno económicamente hablando, lo cual para mí es relativo”, expresa.
Es una mañana nublada en la que nos recibió en su local, con ruidos de afuera, que no impidieron que la entrevista se desarrolle con normalidad, luego deleite con su saxofón. Considera tener la suerte de enseñar el instrumento que estudió. Pero aparte también ejecuta la flauta traversa y el EWI (Electric Wind Instrument), al cual Michael Brecker lo exploró como nadie.
Volviendo al estilo, Muñoz indica que a los 10 u 11 años venía de la escuela e iba junto a su padre, Eugenio Muñoz, que sintonizaba Curupayty FM. Ahí escuchaba el “jazz de antes” y ni sabía lo que escuchaba. “Solamente me copaba”, agrega, porque en su infancia no se imaginaba que esas obras marcarían su vida posteriormente.
El docente señala que de jazz en el Conservatorio no aprendió nada, sí el hecho de tener disciplina y el estudio mismo del instrumento, además de lectura musical. Muñoz fue volcándose al género cuando escuchó a “Toti” Morel, “Tato” Zilly y Carlitos Centurión tocar en un concierto de maestros del Conservatorio Nacional.
“Tocaron The Sidewinder y demasiado ya pegó”, se entusiasma porque a partir de eso empezó a frecuentar La Placita, aquel lugar ubicado sobre 25 de Mayo y Choferes del Chaco, donde tocaba Jazz x Mil integrado por Toti, Tato y Centurión, más Remigio Pereira y un guitarrista estadounidense, Joe Kiernan.
Ahí empezó a colarse con los maestros del jazz local y tocar en La Placita. “Tocaba al lado de Carlitos y me daba indicaciones, era prácticamente un DT”, manifiesta. Aprendió mucho zapando con ellos.
Otra de las cosas que lo llevó hacia este género fue el grupo que formó con José Villamayor, donde tocaban varios estilos desde el funk. Se les unió el pianista Oscar Aldama. Pero fue el fallecido pianista Víctor Verdún quién les empezó a mostrar el swing. “Era un capísimo en ese momento”, lo recuerda Muñoz, durante el tiempo que ellos ensayaban “obligatoriamente” tres veces por semana.
Ahí empezaron a dejar los demás géneros de lado para centrarse en el jazz. “Es la música que más me gusta hacer y probablemente esté encasillado como un músico jazzista, pero es por que es lo que más toco, lo que más me gusta es improvisar”, dice el saxofonista.
Para él, lograr una conexión entre los músicos y con el público “es lo más loco”. Pero destaca que es eso lo que tiene el jazz, “no sabés qué carajos vas a hacer”. Nosotros tampoco sabemos lo que nos espera como público el 30 de abril en el concierto por el Día Internacional del Jazz.
Solamente sabemos que estarán Gustavo Viera Trío, Pedro Martínez Trío, el Cuarteto Joaju y José Villamayor y el Ensamble de los Maestros. “Es una buena oportunidad para mostrar algo de lo que hacemos al público en general”, manifiesta Muñoz.
Ahí tendrá nuevamente la oportunidad de conectarse con sus colegas y el público, que cuando eso pasa asegura que “todo explota”.
El concierto está previsto para las 20.00. Las entradas tienen un costo de 30 mil guaraníes en Music Hall del Mariscal López, pero en la Manzana de la Rivera costarán 40 mil. Los niños menores de 10 años no pagan.
