25 abr. 2024

La risa nuestra de cada día ¿Qué nos causa gracia?

En un mar de memes y videos de stand-up, navegamos con humoristas nacionales por los límites de nuestra risa y las fronteras que separan un chiste de una burla.

La primera tentación de Cristo es un especial navideño que lanzó el grupo humorístico brasileño Porta dos Fundos a finales del 2019. El material, que se encuentra en Netflix, no pasó desapercibido para las comunidades religiosas del país vecino, por —entre otras cosas— insinuar que Jesús era gay.

La Asociación Centro Don Bosco de Fe y Cultura realizó una petición judicial para dar de baja el material, que en primera instancia fue rechazada, y en segunda, se le concedió la medida provisional de retirar el especial. Netflix, por su parte, respondió: “Apoyamos fuertemente la expresión artística y vamos a luchar para defender este importante principio, que es el corazón de grandes historias”.

Finalmente, el presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF), José Antonio Dias Toffoli, dictaminó dejar sin efecto dicha resolución: “No se puede suponer, con todo, que una sátira humorística tenga la capacidad de debilitar los valores de la fe cristiana, cuya existencia se remonta a más de 2.000 años, y que forma parte de la creencia de la mayoría de los ciudadanos brasileños”.

Este acontecimiento abrió el debate sobre los límites del humor, las distancias entre una sátira y una burla, pero también sobre la hipocresía y la doble moral. Muchas personas se sintieron ofendidas y otras consideraron importante la realidad alternativa que planteaba el material, el qué hubiera pasado si…

A Claudia Espínola le gusta habitar esa incógnita. Ella hace stand-up y no tiene problemas en tocar temas religiosos o políticos, pero se dio cuenta de que el público es aún muy reticente cuando se trata de su religión, particularmente porque la sociedad paraguaya es bastante conservadora.

“El humor, para mí, es un canal para decir cosas que en otro contexto la gente no tomaría tan bien. Desde allí se tiene cierta licencia, siempre que se cuente, se arme y remate bien”, afirma Claudia, quien además es actriz y escritora. Busca que los espectadores piensen con ella y lleguen juntos a cierto acuerdo.

<p>Claudia Espínola, standupera, escritora y actriz. Para ella, haber llenado el teatro municipal con un show de stand up es un mensaje importante de que se está empezando a consumir otros tipos de humor. </p>

Claudia Espínola, standupera, escritora y actriz. Para ella, haber llenado el teatro municipal con un show de stand up es un mensaje importante de que se está empezando a consumir otros tipos de humor.

Foto: Fernando Franceschelli

El primer monólogo de Claudia hablaba sobre el cielo y cómo ella se imaginaba que Dios gestionaba los pedidos de la gente. A pesar de hacerlo desde un lugar de inocencia y sin ganas de ofender, sintió una receptividad diferente. Lo usó una vez más y lo guardó para volver a revisarlo oportunamente.

“No se trata de atacar ideologías, es tal vez tocar un cinco por ciento de todo lo que ellas involucran. Lo lindo es cuando la gente se ríe, hace catarsis contigo y después se queda pensando un poquito”, manifiesta la comediante.

En el caso de Jorge Ratti, comediante y conductor de radio y tevé, él no tiene problemas en herir susceptibilidades, es más, le gusta poner el dedo en la llaga, explorar las contradicciones y señalar las hipocresías de grupos establecidos.

“Sé que es superincómodo, pero me gusta. Hay muchísima susceptibilidad y ahí está tu laburo, lograr que no se pierda la conexión con el público, o sino está mal”, expresa Ratti. Él se sumerge mucho en sus propias dualidades: un hombre viviendo en un mundo hiperconectado en el que se siente solitario; o un hombre conservador versus un joven hippie coexistiendo en su interior.

Chistes obsoletos

El acceso a otros tipos de contenidos, ya sea por medio de plataformas de streaming o redes sociales, abrió también el abanico de posibilidades sobre el humor. Las propuestas de tevé abierta dejaron de ser las únicas disponibles y accesibles.

Para Diego Santa Cruz, standapero, el humor en nuestro país ya no se encuentra en la televisión, sino en los teatros, los shows de stand up y las redes sociales. “En la tevé hay el mismo humor cliché que venimos viendo desde los 90”, asegura.

El problema es que existen dos tipos de espectadores marcados especialmente por sus generaciones. “La expansión de los contenidos hace que el público de esta generación sea más exigente con los comediantes sobre los mismos chistes de siempre: el borracho, Cachique, Jaimito, la mujer”, explica Claudia.

<p>Diego Santa Cruz, standupero. Disfruta cuando las personas se sienten identificadas con su monólogo, por eso le gusta hablar sobre situaciones que ocurren en el trabajo, en la calle o en la casa. </p>

Diego Santa Cruz, standupero. Disfruta cuando las personas se sienten identificadas con su monólogo, por eso le gusta hablar sobre situaciones que ocurren en el trabajo, en la calle o en la casa.

Gentileza

Sin embargo, los que pertenecen a otra época están más acostumbrados, considera Espínola, a la sobreactuación, los personajes estereotipados y armados especialmente para situaciones de comedia. En la mayoría de esos chistes, hay una veta machista.

Según Caro Romero, comediante y publicista, el humor nacional todavía roza la línea de lo chabacano y el chiste fácil. “Pero se puede notar que está creciendo y transformándose, gracias a los cambios sociales que se están dando y al esfuerzo de comediantes autodidactas”, indica.

“Hay despertares que están buscando que la sociedad sea mejor. Muchos de los chistes y lugares comunes donde estábamos apuntaban a ciertos grupos vulnerables de personas, era muy fácil utilizarlos como sujetos de bromas y hoy eso no está bueno”, añade Ratti.

Límites difusos

En palabras de Caro Romero, el humor es como un arma que puede salvar o lastimar, pensarlo desde esa perspectiva —dice— la obliga a ser responsable con los mensajes que da.

“El público es un jopara. Es machista, adulto, joven, nerd, feminista, serio, divertido, tímido y extrovertido. Eso es fascinante. Ver que todos comparten la misma risa me hace creer que ponerse de acuerdo no es tan difícil como parece”, considera. Para ella son muy admirables quienes logran descomprimir un tema difícil o duro a través de la comedia.

El humorista y actor mexicano Eugenio Derbez dijo el año pasado que el feminismo estaba contaminando el humor, porque ya no se pueden hacer chistes sobre nada. Sin embargo, los entrevistados no coinciden con esa idea, porque existen dos pilares fundamentales en este ámbito: el qué y el cómo.

Conforme detalla Caro, el qué representa los temas de los que quiere hablar y eso es ilimitado. “Podemos hablar de todo. Ahora, el cómo es el secreto para no caer en la discriminación. Y eso hay que trabajarlo y probarlo constantemente para encontrar nuestra propia fórmula”, señala. Para ella, lo importante es que lo dicho se convierta en discusión y no en burla.

<p>Caro Romero, publicista y humorista. Unir estas dos profesiones le sirve para ser estratégica en cuanto a las bromas que va a realizar, buscando potenciar las risa y la empatía. </p>

Caro Romero, publicista y humorista. Unir estas dos profesiones le sirve para ser estratégica en cuanto a las bromas que va a realizar, buscando potenciar las risa y la empatía.

Foto: Fernando Franceschelli

Romero cree que en este proceso de ir revisando los límites, hay que ser pacientes y no incendiarios. Personalmente ella practica un humor blanco, transitando también una línea feminista, siempre intentando potenciar las risas y la empatía.

“El humor no debería tener límites, porque al poner límites lo estás condicionando. Pero en la forma de decirlo, sí. No es igual burlarse de uno mismo, a burlarse de otro que no puede defenderse”, opina Santacruz.

En Nanette, el especial de Netflix de la comediante australiana Hannah Gadsby, ella expuso: “Forjé mi carrera a partir del humor autocrítico y, simplemente, no lo haré más. Porque la autocrítica, cuando viene de alguien que ya está marginado, no es humildad, es humillación”. Hablaba de todas las veces que sufrió discriminación por ser lesbiana.

Ratti refiere que encontrar el humor en situaciones de grupos vulnerados exige estar al tanto de qué es lo que pasa, de cuál es la realidad, de hasta dónde sos ofensivo, de qué hiciste mal y de qué hicimos mal como sociedad. “Me parece que desde ese lugar se puede seguir haciendo humor sobre esos puntos, pero hay que hacerlo con el compromiso puntual y personal de que la sociedad cambió”, opina.

“Los recursos en la comedia son infinitos y creo que cuestionarse esto no debería ser para sentirnos limitados, sino para empezar a explorar otras maneras”, sostiene Caro.

Una vida trágicamente cómica

En su stand-up Estupidez compleja, la humorista argentina Malena Pichot genera un momento de tensión diciendo que en algún momento varias de las chicas presentes fueron violadas, haciendo una comparación entre el consentimiento y el abuso. Se escuchan risas nerviosas, ella misma admite lo fuerte de la situación, pero finalmente recibe el aplauso del público dándole la razón.

Este chiste podría encajar en lo que describe Ratti: el humor es el azúcar que se pone al remedio de los niños, porque no te gusta, pero es lo que suaviza la realidad y te ayuda. Y este sabor agridulce es el que nos facilita a tragar mejor las verdades trágicas y dramáticas.

<p>Jorge Ratti, comediante y conductor de radio y tevé. A él le gusta analizar las realidades asumidas y darles una vuelta de tuerca, ir a esos lugares en donde normalmente no ponemos el ojo. </p>

Jorge Ratti, comediante y conductor de radio y tevé. A él le gusta analizar las realidades asumidas y darles una vuelta de tuerca, ir a esos lugares en donde normalmente no ponemos el ojo.

Foto: Fernando Franceschelli

Claudia alude al humorista Donald Glover, quien se cuestiona por qué no existen historias de exnovios locos, así como los hombres tienen miles sobre sus exnovias locas. Finalmente, Glover concluye que si las mujeres tienen una expareja loca, no están para contar la historia. “Es fuerte, y la audiencia queda pasmada, pero luego aplaude al entender la clara referencia al feminicidio”, relata.

Diego, por su parte, lo utiliza para narrar este sufrimiento llamado nacionalidad paraguaya. “Lo cómico o humorístico está en la tragedia. Nadie quiere escuchar lo bien que le va en la vida”, considera. A él le gusta explorar las particularidades de los paraguayos y compararlas con personas de países vecinos.

“La resiliencia es un condimento importante en este rubro. Hay que saber reírse de los fracasos para poder hacer reír a los demás. Al fin y al cabo, cuanto más mal le va en la vida a un comediante, más posibilidades tiene de hacer un buen show”, piensa Caro.

Escena nacional

Cada vez es más amplia la propuesta de stand-up en Paraguay, tanto en contenido como en formatos y tipos de humor. Las presentaciones se realizan en bares e incluso teatros, con funciones llenas, como en el Teatro Municipal. Para Claudia, incluso se puede hablar de un stand-up comedy a nivel nacional.

Participación femenina

La participación de mujeres en el rubro de la comedia también va creciendo, y a pesar de que muchas veces se espera de ellas belleza más que simpatía, agrega Caro, están pisando cada vez más fuerte. Además de ella, Claudia Espínola y otras comediantes más como Silvia Flores están preparando un proyecto para impulsar mayor participación y dar a conocer a las humoristas mujeres.

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