23 ago. 2025

La Policía es cómplice de los delincuentes que llevan autos robados a Bolivia

La complicidad de la Policía Nacional con los traficantes de vehículos a Bolivia a través del Chaco quedó en inapelable evidencia a través de una investigación de Última Hora y Telefuturo. La tibia reacción de las autoridades permite concluir que no hay verdadera voluntad para sancionar a los corruptos.

Imagen - Editorial

Un operativo montado por los medios de comunicación con dos vehículos sin chapa y sin habilitación visibles que recorrieron 800 kilómetros - desde Puente Remanso hasta la frontera boliviana- ratifica que la ruta Transchaco es una vía liberada para la circulación de vehículos robados.

Los pocos policías del trayecto no cumplen su rol de vigilancia o simulan que lo hacen solo para recibir coimas. Si hubieran obrado conforme a la ley, tendrían que haber detenido los rodados para dar intervención a la Fiscalía con jurisdicción en la zona.

La investigación periodística comprobó fehacientemente que los uniformados antes que impedir que los robacoches se dirijan al mercado del vecino país para vender vehículos robados en Paraguay les facilitan el tránsito.

La deducción es lógica: los policías, en vez de cumplir su rol de perseguir a los delincuentes, les facilitan el movimiento. Son parte del esquema de corrupción que cuenta con la complicidad no solamente de los que están de guardia en las casetas, sino también de sus jefes.

La muy poco convincente respuesta dada por el comandante de la Policía Nacional, Viviano Machado, ante el flagrante caso de corrupción de sus comandados con tareas asignadas en el Chaco muestra la falta de voluntad institucional para sancionar severamente a los delincuentes a su cargo. El hecho de que apenas ocho funcionarios policiales estén en Asuntos Internos para atender una dotación superior a 12 mil policías corrobora la ausencia de determinación para sanear la institución.

La tarea de la Policía Nacional está rodeada de cinismo: mientras por un lado afirma que hace todo lo posible por combatir a los traficantes de rodados, por otro abre el grifo de la frontera para que las unidades robadas sean trasladadas a playas de comercialización que están más allá de la frontera.

La cúpula de la Policía Nacional engaña al ministro del Interior, Rafael Filizzola, y al presidente de la República, Fernando Lugo, cuando expresa que por falta de medios no se pueden conseguir mayores éxitos en la persecución de los malvivientes. Lo que no dicen es que si en el Chaco y otros puntos hubiera policías honestos, el índice de robo de autos y camionetas se reduciría de manera muy sensible.

El Gobierno, ante la ineficacia de la Policía Nacional, que cuenta en sus filas con corruptos que la desprestigian, debe buscar otros medios de control para verificar la documentación de los vehículos. De lo contrario, la ruta Transchaco seguirá siendo un camino seguro para los que ponen en zozobra a las personas y a sus bienes.