17 jun. 2025

La pandemia convierte el Carnaval de Río en una fiesta para la élite

La cancelación de los desfiles callejeros de bandas y comparsas, alma y esencia del carnaval de Río de Janeiro, apagará la alegría del festejo en las rúas de la ciudad y cerrará las puertas a un pueblo que difícilmente podrá disfrutar de la mayor fiesta de Brasil, ahora casi que exclusiva de la élite.

Sin posibilidad de prender la fiesta en las calles, muchos de los denominados “blocos” han optado por trasladar la alegría a sus sedes, en fiestas privadas que tendrán el mismo entusiasmo pero cuyos costos ya empiezan a dar de qué hablar.

El carnaval “da rúa” fue cancelado el martes por el alcalde de la ciudad, Eduardo Páes, debido al aumento de los contagios por la covid-19, multiplicados en las últimas semanas por la circulación de la ómicron, la nueva variante del virus que no solo azota a la ciudad sino al país entero, que ya suma más de 22,3 millones de positivos y unas 620.000 víctimas fatales. Con la decisión, más de 500 blocos que ya estaban confirmados en Río dejarán de desfilar gratuitamente por las calles de la ciudad durante el carnaval por segundo año consecutivo.

La dificultad de controlar el esquema completo de vacunación a toda la “folia” (la gente que sale a divertirse a la calle) fue el principal argumento de la Alcaldía para cancelar la fiesta callejera.

LOS ADINERADOS. No ocurrió lo mismo con el majestuoso desfile de las escuelas de samba, para el que hay que pagar entrada y que, por llevarse a cabo a puertas cerradas dentro del sambódromo, le permite a las autoridades hacer esa verificación, un hecho por el que sigue confirmado, hasta el momento.

El hecho de que el carnaval de este año sea prácticamente para quien tenga el dinero para disfrutarlo “bombado” (explotado) en las redes sociales, en las que el alcalde de la ciudad, el gobernador de Río y las escuelas de samba fueron los más azotados por los internautas, aunque estas últimas dejaron claro que no son ellas las elitistas sino los costos que se imponen para poder verlas.

“Elitista es el ‘patrón’ que vende la fiesta hecha. Quien la hace (en el galpón) es autónomo y artesano. Quienes la hacen (en la pista de baile) son, en su gran mayoría, negros, vecinos de la comunidad, artistas populares que cantan y bailan sin remuneración”, enfatizó en Twitter Leandro Vieira, uno de los más reconocidos carnavalescos de Río -directores escénicos y coreográficos de las escuelas de samba- actualmente vinculado con la de “Mangueira”.

Este año, los costos de los ingresos al sambódromo oscilan entre los 100 y los 4.000 reales (entre 17 y 700 dólares) dependiendo del día, el tipo de desfile y la ubicación en las tribunas.

Si se tiene en cuenta que en Río viven unos 7 millones de habitantes, de los cuales 2,5 millones en extrema pobreza, las cuentas son claras.


Sin posibilidad de ir a fiestas callejeras, muchos optaron por trasladar la alegría a sus sedes, en celebraciones privadas que tendrán el mismo entusiasmo, pero cuyos costos ya empiezan a dar de qué hablar.