14 jun. 2025

La maquila, respuesta parcial para disminuir la pobreza

El Gobierno anunció su interés por impulsar la instalación de maquilas en el Norte, como parte de la estrategia para disminuir las tensiones sociales y económicas. Las maquilas podrían constituir un medio adecuado para la convivencia armónica siempre y cuando los empleos que generen se enmarquen en la normativa laboral vigente, lo que incluye salario mínimo y acceso a la seguridad social. Además de esta estrategia y debido a que la pobreza afecta principalmente a niños y adolescentes, el Estado debe disminuir los altos niveles de exclusión social que enfrentan los norteños con una mayor cobertura y calidad de servicios de salud y educación.

La semana pasada, el Gobierno anunció su interés por impulsar la instalación de maquilas en el Norte, como parte de la estrategia para disminuir las tensiones sociales y económicas surgidas de años de pobreza y exclusión.

Casi al mismo tiempo, organizó un seminario internacional con el objetivo de discutir experiencias de otros países y la propuesta del actual Gobierno para erradicar la pobreza extrema.

Los expositores internacionales que participaron en el referido evento fueron muy claros en los factores que contribuyeron exitosamente a la lucha contra la pobreza en los países que lograron hacerlo: una política económica que elevara los ingresos reales de los trabajadores y creara empleos formales y una política social que incluyera programas de asistencia social, salud y educación.

La instalación de maquilas constituye un medio adecuado para la lucha contra la pobreza y la convivencia armónica, siempre y cuando los empleos que genere se enmarquen en la normativa laboral vigente, lo que incluye salario mínimo y acceso a la seguridad social.

Es necesario recordar la experiencia negativa de las maquilas en varios países latinoamericanos, que no solo lo hicieron a costa de los beneficios mínimos de los que debe disfrutar cualquier trabajador, sino que además afectaron negativamente al medioambiente.

La política laboral y las instituciones involucradas en la misma deben ser capaces de generar un contexto en el que los beneficios derivados de la producción sean distribuidos con mayor justicia.

Actualmente, el crecimiento económico está ampliando la brecha de ingresos porque sus beneficios se concentran en la punta de la pirámide socioeconómica, no logrando generar la calidad de empleos necesarios para que los trabajadores cuenten con la protección de la seguridad social. Los datos de las encuestas de hogares muestran que solo la mitad de los asalariados está cotizando al Instituto de Previsión Social.

Por otro lado, dado que la pobreza extrema está concentrada en niños y adolescentes, también es necesario que la política social les garantice las condiciones mínimas para que ellos puedan lograr permanecer en la escuela, acceder a servicios de salud y evitar la necesidad del trabajo temprano.

En Paraguay, el 40% de los adolescentes pobres ya está trabajando, lo cual incide en la deserción escolar, en la calidad del aprendizaje y en sus condiciones de salud.

La experiencia de los países exitosos en la lucha contra la pobreza tiene puntos coincidentes, tal como lo pudo ver el Gobierno en el evento que realizó.

La pobreza es un problema que tiene múltiples causas, por lo tanto cada una de ellas debe ser atacada con la política correspondiente.