18 abr. 2024

“La inversión en educación de calidad y en la investigación debe ser integral”

El biólogo paraguayo Walter Sandoval Espínola volvió hace unos meses, tras culminar su posdoctorado en Harvard, con apoyo del programa de repatriación del Conacyt. Investigará y formará científicos en la UNA.

Brillante.  El doctorado de Walter Sandoval le  valió tres publicaciones en revistas de alto impacto como primer autor.

Brillante. El doctorado de Walter Sandoval le valió tres publicaciones en revistas de alto impacto como primer autor.

Walter Sandoval Espínola (33), biólogo paraguayo egresado de la UNA y PhD en microbiología por la Universidad Estatal de Carolina del Norte, EEUU, volvió a Paraguay luego de culminar su investigación posdoctoral en el Departamento de Química y Biología Química de la prestigiosa Universidad de Harvard con el apoyo del programa de repatriación y radicación de investigadores de Conacyt. Sandoval se instaló la semana pasada en el Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNA para estudiar bacterias, su aprovechamiento industrial, además de apoyar a los futuros científicos.

–Volvés casi 10 años después con un posdoctorado…

–Así es. Fui a los EEUU en 2011 para empezar un máster en microbiología a los 24 años mediante una beca Fulbright-Itaipú. Esto lo realicé en la North Carolina State University. Pertenezco a la primera generación de esa colaboración. Posteriormente, al finalizar el máster y esa beca (en 2013), mi laboratorio y la universidad me ofrecieron un puesto en el programa de PhD mediante becas de la universidad. En ambos casos trabajé con una bacteria (Clostridium beijerinckii), que es conocida por producir un tipo de alcohol llamado butanol, el cual tiene valor como posible reemplazante de gasolina.

–Estudiás las bacterias...

–Mi interés como biólogo se centró en entender la fisiología de este organismo a nivel fundamental; es decir, ciencias básicas. Pero, a la vez, con el interés de aplicar esto a algo más tangible, como lo es biocombustible, cambio climático, y la generación de productos de valor agregado mediante bacterias. Es, por tanto, biotecnología, aunque mi interés va desde los microorganismos hasta los procesos o productos que puedan ser aprovechados por la sociedad.

–¿Lo que hiciste Harvard?

–Ahí trabajé con las bacterias que habitan el intestino humano, comúnmente llamado microbioma intestinal. Específicamente, me dediqué a detener (inhibir) una actividad microbiana que está ligada a enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, y cáncer colorrectal. Este tipo de esfuerzos, o la manipulación funcional de comunidades microbianas, las cuales están diseñadas individualmente para cada paciente (medicina personalizada), están liderando los esfuerzos en la industria biotecnológica y ciencias básicas en Boston, centro de investigaciones del mundo. De mi posdoctorado sacamos una patente (en proceso) y empezamos a colaborar con una farmacéutica francesa.

–¿Cómo fue estudiar e investigar en Harvard?

–Lo más llamativo es la velocidad con que suceden las cosas, desde el punto de vista logístico y también científico. Es decir, la adquisición de insumos es rápida, lo que posibilita la rápida ejecución de los experimentos. Así también, hay mucha competencia por publicar lo más impactante en las revistas más prestigiosas. En el caso de Harvard, el Departamento de Química Biológica cuenta con tres premios Nobel en química, entonces uno se cruza con ellos por los pasillos. En esa universidad, debido a la cantidad de fondos que tiene, los experimentos están a la vanguardia mundial. Estos experimentos desembocan en nuevas tecnologías que son patentadas y son posteriormente comercializadas. Estudiar aquí, por tanto, me dio un pantallazo del engranaje que mueve la fuerza fundamental de EEUU, que es ciencias y tecnología.

–¿Creías posible investigar en Paraguay?

–Hace 10 años, cuando empecé mi máster, tenía cierta incertidumbre. Sin embargo, tuve el privilegio de venir a Paraguay muy a menudo y de estar involucrado con el Departamento de Biotecnología de Facen, donde asesoré para la compra de un biorreactor y di charlas en seminarios. Me enteré de las nuevas oportunidades para investigación a través del Conacyt y trabajamos por mi repatriación.

–¿Hubo propuestas para quedarte en EEUU?

–Siempre existía esa opción, o sea, la de buscar y/o aceptar propuestas, especialmente considerando mi experiencia. Pero desde que empecé el posdoctorado en 2017, hice saber que solo iba a estar en EEUU por 3 años más. Como Fulbright, además, me comprometí a regresar al país para apoyar a futuros científicos.

–Buscás inspirar a los universitarios.

–Uno de mis principales objetivos es ayudar a que más paraguayos tengan las mismas oportunidades que yo. Soy el primero de mi familia en tener un título de la universidad, y ciertamente el primero en tener un MS, PhD y Posdoc. Si bien mi curiosidad inicial me llevó a esos caminos, mi suerte en encontrarme con mentores competentes e inspiradores, que me guiaron, fue fundamental. Por eso creo que más paraguayos pueden ir a Harvard, MIT, etc. Si yo pude, creo que más paraguayos también lo pueden.

Hoy en día hay más recursos para que los estudiantes paraguayos puedan acceder para interiorizarse de cómo concursar para becas.

–El próximo gran invento o descubrimiento puede ser hecho por manos y mentes paraguayas...

–Mientras más chicos tengan ese interés y tengan el apoyo necesario, más será beneficiada la humanidad. Sin embargo, si, por ejemplo, la preocupación de los chicos es qué será el almuerzo durante los turnos dobles, entonces se tendrán primero que paliar estas necesidades fundamentales. La inversión en educación de calidad e investigación debe ser integral.

–¿Hay avances en cuanto a la ciencia en Paraguay?

Hubo un avance en el interés sobre las ciencias biológicas en los últimos años. Por ejemplo, hace 10 años no me hubiera imaginado que Facen pudiera contar con biorreactores de última generación y de otros equipos de vanguardia. Si bien los trámites son muy lentos en Paraguay y existen altibajos, se están dando pasos en la dirección correcta. ¡Quiero ver qué pasará en 10 años!

–Hace falta más inversión...

–Así mismo. Si observamos la historia universal, los últimos 300-400 años fueron un periodo en el cual las naciones que invirtieron en educación en investigación se volvieron las naciones más poderosas del mundo. Las actuales potencias invierten en educación y ciencias porque quieren mantenerse en esos lugares, y las potencias emergentes lo saben. Necesitamos nuevos Albert Einstein, Marie Curie, Rosalind Franklin, etc. Quizá Paraguay ya vio nacer a mentes brillantes que traerán una nueva ola de innovación que moverá la economía global. Lo cierto es que las condiciones deben estar ahí para que esto sea realidad: educación de calidad, apoyos a profesores desde primaria, fondos para investigación, fondos para estudios de posgrado en el exterior, apoyo para la protección intelectual de inventos, lugar y voz en la toma de decisiones a nivel estado a los profesionales adecuados.


Biografía
Walter J. Sandoval Espínola tiene 33 años, nació en Luque. Es egresado en Biología por la Universidad Nacional de Asunción, Máster en Microbiología por North Carolina State University (NCSU), Raleigh, EEUU. Doctorado: PhD en Microbiología por NCSU y tiene un
Posdoctorado en Química y Química Biológica en la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, EEUU.

Uno de mis principales objetivos es ayudar a que más paraguayos tengan las mismas oportunidades que tuve yo.

Quizá Paraguay ya vio nacer a mentes brillantes que traerán una nueva ola de innovación que moverá la economía global.

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