A pesar del incierto panorama a inicios de la cuarentena, la industria textil decidió no hundirse en la desgracia y sacar provecho de la adversidad. Fue así que la única manera de salir adelante era con la reconversión, con lo que creyeron dar en el clavo al optar por producir tapabocas, sin contar que la competencia se alzaba como un duro escollo para el éxito del que creían era el gran negocio confeccionista. “La producción de tapabocas duró lo que dura un as de luz porque al mes y medio empezaron a caer los precios, a haber sobreoferta, por lo que al día de hoy sigue siendo un gran problema porque tenemos un sobrestock”, comentó Diego Daud, presidente de la Asociación de Industriales Confeccionistas del Paraguay (AICP).
CON LAS BATAS. Pero la verdadera reconversión para el sector llegó tras meses de investigaciones y pruebas sobre las posibilidades de fabricar en el país una tela con una calidad similar a la SMS, que se usa para la fabricación de batas médicas de protección, más resistentes y aptas para el uso en el combate al Covid. “Esta historia arrancó entre marzo y abril, cuando ya no se podía importar la tela SMS desde los países productores ante la prohibición de sus gobiernos. Ante esta situación y la aparición de las especificaciones del Ministerio de Salud, que indicaba que las batas para el uso médico debían tener cierta resistencia bacteriana, recurrimos a una de las fábricas más grandes que existen en el país, en Minga Guazú, para que nos den alternativas. Probamos cuatro tejidos y los resultados de uno de ellos arrojó incluso una calidad superior a los SMS. Así arrancamos en mayo, luego realizamos todos los registros sanitarios, que culminaron felizmente el 25 de agosto con la firma del Acuerdo Nacional”, relató Daud.
Ese Acuerdo Nacional firmado con el Gobierno permitió beneficiar con la producción de batas a 3.000 familias que trabajan en 200 empresas pequeñas y medianas de Asunción, Yaguarón, Itá, Yataity, Luque, Ciudad del Este y Pilar.
Entre tanto, aunque ya se habla de exportar el tejido descubierto en Paraguay, Daud aún no quiere referirse a esa posibilidad, porque en primer término está cumplir con el acuerdo nacional. El empresario alegó que si se suman más confeccionistas en la producción, pueden llegar a confeccionar 150.000 batas por mes, lo que marcaría un hito en la historia textil y ayudaría en gran medida a esta industria a superar la crisis iniciada en el 2019.