“Es todo, en el sentido de querer hacer todo bien las cosas, de querer ser tan pulcros y a veces se toma la decisión equivocada o en otras se obvian u omiten, que es peor aún. Y, por otro lado, está el ambiente, lo que se genera adentro, lo que uno absorbe desde afuera. No me refiero solo a las críticas negativas, sino que también a cuando se le ensalza demasiado al jugador y algunos entienden que ya es su tope y todavía les falta muchísimo por recorrer, por sufrir, por disfrutar y no acaba de entrar en la realidad”, apuntó.
“A eso se suma la atención que uno pone en la preparación de los partidos, el saber equilibrar eso. Insisto mucho en eso, porque cuando era futbolista, ya pensaba en ser entrenador y comprendí que era primordial entender el juego para poder dar instrucciones dentro o fuera del liderazgo”, aseveró.
LÍDER. Arce considera que si un jugador entiende el juego, podrá liderar en el campo: “No hablo del liderazgo de ir a pararse delante de la prensa, de defender al grupo, discursear o tener una verborragia importante, me refiero al liderazgo de aviso, de atención, de juego dentro de la cancha, de acomodar al equipo”, concluyó.