Tras una larga y penosa travesía llegaron María y José con el Niño a su nuevo país.
San José es para nosotros ejemplo de muchas virtudes: de obediencia inteligente y rápida, de fe, de esperanza, de laboriosidad... También de fortaleza, tanto en medio de grandes dificultades como en situaciones ordinarias por las que pasa un buen padre de familia. En Egipto comenzó como pudo, pasando estrecheces, realizando al principio todo tipo de trabajos, procurando a María y a Jesús un hogar y sosteniéndolos, como siempre, con el trabajo de sus manos, con una laboriosidad incansable.
Ante las contrariedades que podamos padecer, si el Señor las permite, hemos de contemplar la figura llena de fortaleza de San José y encomendarnos a Él como han hecho muchos santos.
El papa Francisco en referencia a San José dijo: ...“No olvidemos que la custodia y el cuidado de la vida del niño resultaron en el viaje a Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados y escapar de la amenaza de Herodes. Luego, una vez de vuelta en casa se establecieron en Nazaret y luego esta todo el largo periodo de la vida oculta de Jesús en la Sagrada Familia. Durante esos años, José enseñó a Jesús su obra, tanto es así que, por grande, se lo llamó “el hijo del carpintero” (Mt 13,55)... “es un modelo para cada educador, en particular de cada uno de los padres”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://www.aleteia.org/es/religion/en-directo/live-papa-francisco-audiencia-general-del-miercoles-19-de-marzo-5876942431584256)