Por Adolfino Aquino
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HITLER HABLABA DEL “PROBLEMA JUDÍO” QUE RESOLVIÓ CON LA INTENCIÓN DE EXTERMINAR A ESTA NACIÓN. Eduardo Yael, presidente de la organización B’nai B’rith Paraguay, nos recuerda La noche de los cristales rotos, que fue la antesala de lo que después sería el Holocausto judío, como solución final.
-¿Por qué Hitler veía como problema a la nación judía?
-Tenía la visión de raza superior. Eso significaba automáticamente que hay inferiores. Estos podían ser los no puros, porque se pensaba que en el linaje podía venir la calificación de la persona. Había una inequidad en la valoración como persona de negros, gitanos, testigos de jehová (los primeros perseguidos) y los judíos.
-¿Eran las razones de la persecución?
-Claro. Después a los testigos de Jehová y a los judíos les perseguían ya sólo por ser tales. ¡A los minusválidos también! Y en este caso ya no importa la nación, porque la valoración era la raza perfecta. Entonces, hay que deshacerse de este problema porque se consideraba una falla de la producción.
-El problema, ¿cómo se instaló?
-Los alemanes (hitlerianos) concebían que el problema que nos aqueja son los otros y no nosotros.
-Entonces, ¿habría que liquidarlos?
-En 1924, Hitler ya escribió en Mi lucha su planificación. No se creyó que se podía llevar a cabo la idea de “raza superior” en desmedro de la humanidad del otro. Históricamente, las religiones postulan la humanidad. Quizás Cristo es el representante del humanismo y de lo que se puede dar a través del amor. Sin embargo, aquí había una contraposición a eso: era la perfección, un no error.
-¿Eso significaba la visualización del ser único?
-Sí. Ser único y serial, porque se quería una repetición de uno y de otro, masificado, y en pos de un solo objetivo común que era la raza superior.
-¿Cómo se dio La noche de los cristales rotos?
-Se utilizó un hecho fortuito para poder desencadenarla. En la Embajada de Alemania en Francia había un jovencito alemán de ascendencia polaco-judía, llamado Herschel Grynszpan, que quería migrar y no le daban los papeles. Entonces, hizo un reclamo para que sus padres puedan salir de Alemania. Como una actitud personal, cansado, va a la embajada y le dispara a un funcionario.
-¿Eso cuando ocurrió?
-Eso fue el 7 de noviembre de 1938. Como una supuesta reacción espontánea, pero evidentemente bien dirigida, salen hordas nazis a perseguir. Encarcelan a más de 30 mil judíos, matan a más de 90. Incendian 27 sinagogas, rompen los vidrios y de ahí sale el nombre de La noche de los cristales rotos, porque salieron a romper vidrieras y a saquear todas las pertenencias de los comercios judíos. Eso sucedió en Alemania y en Austria, el 9 y 10 de noviembre de 1938.
-¿Fue la antesala del Holocausto judío?
-Sí. El joven disparó contra el funcionario el 7, el 8 este muere, y el 9 y el 10 las hordas nazis hicieron lo que luego se llamó La noche de los cristales rotos. De ahí en más, ellos mandan a la gente a los campos de concentración y convierten a las víctimas en victimarios para que estos sean culpables. Ningún seguro pagó porque legalmente salió una orden que decía que quienes hicieron estos desmanes fueron las víctimas.
-¿Fueron separando a los judíos de la sociedad?
-Sí. Les separaron, no les permitieron trabajar, a ejercer cargos ni comerciar. Había carteles en los locales que decían: “No se permiten ingresos de judíos ni perros”.
-¿Por qué les transferían la culpa a los judíos?
-Los judíos estaban marcados por el hecho de que los alemanes les transferían la culpa de toda una situación económica y una situación social que su país vivía. Alemania perdió la Primera Guerra Mundial y tenía que recuperar el orgullo de ser alemán.
-¿Los judíos pelearon por Alemania en la Primera Guerra Mundial?
-Sí. Justamente los judíos que pelearon en la Segunda Guerra fueron aislados para hacer trabajos forzados y para ir a los campos de concentración a morir en las cámaras de gas.
-Entonces, ¿habría que recomponer la raza superior?
-La consigna era mantener la raza alemana, la superior, y que no se mezclen con los judíos que fueron los culpables de la desgracia que vive el país.
-¿Qué plantea la organización que usted preside a raíz de la historia que cuenta?
-Plantea la educación con mirada al prójimo, la situación de alteridad, de reconocer al otro como un ente distinto pero con iguales derechos. Se llega a este tipo de situación (parecida a la de los alemanes contra judíos) por falta de una educación de inclusión donde lo importante es el ser humano en esencia y no en apariencia, ni siquiera en habilidades.
-¿Por qué recordar La noche de los cristales rotos?
-La única manera de que no vuelva a suceder pasa por dos puntos: 1) Recordar, pero no sólo la historia sino entender la misma y 2) Que la memoria sirva para hacer otra cosa distinta por la humanidad. En el caso que nos ocupa fueron los judíos, pero todos sabemos que mañana puede tocar a otros. Para evitar eso, el recuerdo tiene que ser una memoria activa para que no ocurra más. La gente que conviva con el modelo único, será siempre amordazada. No se le permite el disenso. El recuerdo y el trabajo tienen que ir a la par para que el hecho nunca vuelva a ocurrir; siempre con la consigna: No a la revancha, sí a la justicia.
SUS FRASES
Los judíos estaban marcados por el hecho de que los alemanes les transferían la culpa de toda una situación económica.
El joven disparó contra el funcionario el 7, el 8 este muere, y el 9 y el 10 los nazis hicieron lo que luego se llamó La noche de los cristales rotos.
SU PERFIL Y SU INSTITUCIÓN
Eduardo Yael (54) es de nacionalidad boliviana. Vive en Paraguay desde 1978. Se dedica al comercio y ahora tiene un proyecto de instalación de una planta para la fabricación de polietileno biodegradable y aislante.
Es casado y tiene un hijo.
Yael es el presidente del Consejo Nacional de B’nai B’rith Paraguay desde hace tres años.
Gustavo Abraham es el actual vicepresidente.
La entidad se suma a otras que luchan contra todo tipo de discriminación.
En Paraguay funciona como una oenegé desde 1956 y activa como una entidad de voluntariado pleno.
Justamente, Yael propicia en nuestro país una ley contra todo tipo de discriminación.
B’nai B’rith Internacional es una fraternidad organizada en logias.
Yael sostiene que cuando una sociedad no educa sobre la inclusión, el respeto al otro y la tolerancia deja expuesta a los ciudadanos a tener que
respetar un único modelo y a correr el riesgo de ser suprimidos al no responder a ello. Afirma que esta situación se debe evitar con la educación no sólo formal, sino también desde el hogar, y que nunca se debe resolver un conflicto con la supresión del otro.