12 feb. 2025

Kirirĩ

El paraguayo dice más en sus silencios que en sus expresiones ruidosas. Calla más de lo que expresa en palabras. Venimos de silencios largos, donde el expresar opiniones siempre implicó un riesgo.

En el kirirĩ estamos más seguros que en la sonora expresión de nuestra personalidad. Dueño de nuestros silencios, hemos sobrevivido largas dictaduras, soportado injusticias y rumiado nuestras penas. En la profunda oquedad del ser paraguayo solo habita el silencio cómplice que nos permite preparar la venganza más dura y dolorosa al adversario de ocasión. En estas elecciones, el voto kirirĩ será determinante y eso descoloca a los operadores en campaña que no saben hacia quién decantarán su decisión. No hay fervor, fanatismo y menos dinero que antes movían las pasiones. Hoy, los silencios descolocan.

El kirirĩ ñembotavy expresa su mundo aparentando una cosa que no es real. Muestra que todo es normal cuando en realidad solo finge, porque en sus entrañas más íntimas nada le haría más feliz como la derrota de su correligionario. No importa tanto lo que digan de afuera, si no se observan a nivel local las contradicciones, a pesar de que se muestran altivos, orgullosos y triunfadores. Solo para las apariencias cuando en verdad esperan que muerda la derrota el mismo candidato que los ningunea y los desprecia. Solamente desean ese momento para cargarles a sus operadores principales el mote de ‘mariscal’ como hicieron con Duarte Frutos o ‘emperador’ que quieren colgarle como sambenito a Cartes. No toleran su soberbia y en silencio aplauden con los dedos un resultado adverso.

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El kirirĩ ñemboky hace como que todo está normal. No les agita más ni la nostalgiosa polca Colorado ni las apelaciones a la tradición. Representa la normalidad anormal, aunque en ese galanteo juega a perdedor de los otros. Aunque muestre el pañuelo, haga hurras y se encolumne falsamente, él solo desea reencontrarse con ellos... en la llanura. No les convencen con aquello que es mejor dirimir los conflictos en el poder, porque sabe muy bien que el odio acumulado por sus correligionarios vencedores en las internas le pasará a degüello una vez que acaben los comicios. Ofrecerá al opositor vencedor su ñemboky como prenda de traición, de canje y de permanencia. El kirirĩ ensuguy trabaja desde su silencio claramente por la derrota del candidato de su partido. No lo dice de manera pública, pero en los círculos íntimos ejerce de opositor. El triunfo de su correligionario no le garantiza nada y por eso, cuando puede, afirma a sus seguidores que “pueden ir a votar el 30 de abril si no tienen nada que hacer”. Los invita a no hacerlo, aunque dé vueltas para expresarlo. Es la primera vez que el Gobierno no usa los fondos de todos para colocarlos al servicio del partido y su candidato, y como Riquelme con Wasmosy afirma que “el peor es nada” solo refleja una realidad no querida. Celebrará la derrota de su correligionario como si hubiera sido el triunfo de su partido porque está seguro de que el candidato no representa nada de esa agrupación política y cuando puede lo desprecia en forma pública. Muchos de los votantes que decidieron su voto están entre los silenciosos.

Es la primera vez que nadie se adhiere ni a su partido ni a sus candidatos. Están escondidos, avergonzados o apenados, que son incapaces de pegar una calcomanía que exprese su adhesión y pertenencia a su partido o candidato. Se acabó aquello: “Soy colorado... y ¿qué?” . Solo trato apu’a Ovelar desafía que si son más los significativamente corruptos ganarán por un margen mayor. Pero los kirirĩ no quieren ser percibidos como parte de la manada de ellos.

Están enojados porque algunos recibieron demasiado del parral de las prebendas y ellos, muy poco. En el mensalão legislativo no pueden tolerar que Galaverna se llevara USD 100.000 mensuales cuando ellos no alcanzaban ni a 5. Arriba y abajo hay enojos. El voto kirirĩ será demoledor. Son millones y tienen todas las edades. El desencanto es tan grande que están dispuestos a darle los votos a “un loco antes que al mbatara”.

El kirirĩ de la embajada también los descoloca y le da viento de cola al avión opositor a quien la realidad de los silencios y pocos errores ha llevado a una campaña atípicamente favorable. La gran mayoría que ñemihape kirirĩ haitepe (con la complicidad del silencio) esperan enviar el mensaje de votos que explote en júbilo ruidoso.