09 ago. 2025

Juliana Awada, el glamur de una moderna primera dama

Con Juliana Awada, la bella esposa de Mauricio Macri, por primera vez hay una pareja con hijos de uniones anteriores en la residencia presidencial de Argentina, y ella está firme en mantener su independencia con sus exitosos negocios familiares en el mundo de la moda.

Descontracturada y sonriente, a sus 41 años, Awada no parece intimidada por las luces del poder y de la exposición pública con los que empezó a codearse hace seis años cuando la enamoró el ahora presidente argentino, de 56 años, que ya era alcalde de Buenos Aires. “Acompañaré a mi marido pero siendo yo misma...”, repitió al imaginarse su desembarco en la residencia de Olivos, previo al balotaje que consagró a Macri, con el 51% de los votos.

Formada en un colegio bilingüe inglés de Buenos Aires –idioma que perfeccionó luego en Oxford–, pero sin formación universitaria, Juliana empezó a trabajar a los 18 años en la empresa textil fundada por sus padres.

Estilo. Alta y delgada, no pasó desapercibida en sus apariciones el día de la asunción presidencial, sea con vestido blanco o azul, corto o largo, siempre impecable. Tiene un estilo descontracturado y simple para vestirse, lleva el cabello castaño suelto o semirrecogido y usa un imperceptible maquillaje. Prefiere la ropa holgada y esquiva los colores estridentes: “Priorizo siempre estar cómoda”, dice.

Sobre su eventual participación en política con un rol social de acompañamiento al marido, declara que “en un futuro, seguramente sí”. “Soy muy inquieta y nada indiferente al dolor y a la injusticia”, afirma en una entrevista con La Nación.

Familia. Su padre, Abraham Awada, ya fallecido, emigró a los tres años desde Líbano hacia Argentina. Su madre, Elsa Baker, hija de inmigrantes sirios, a los 80 años sigue al frente de Awada, una marca de ropa de mujer, donde Juliana es diseñadora. “Mis padres eran musulmanes, pero muy abiertos. Soy la menor de cinco hermanos”, contó.

Durante su infancia, la empresaria, que juega al tenis y al golf y va al gimnasio, viajaba con su madre a recorrer colecciones de moda en París, Londres y Nueva York. A los 23 años se casó con Gustavo Capello, un matrimonio que duró poco tiempo. Luego convivió una década con Bruno Barbier, un adinerado conde belga y empresario sojero en Argentina, con quien tuvo a su primera hija, Valentina (13).

Apenas separada, en 2009, Macri la invitó a salir por primera vez. Sobrevino “el flechazo”, dicen ambos. Al año siguiente se casaron y en 2011 nació Antonia (4), la debilidad del jefe de Estado. “Gracias por haberme elegido, negrita, mágica, única y hechicera”, le dijo él en la boda civil. Macri tiene otros tres hijos, ya adultos, del primero de sus tres matrimonios. Es la primera vez que la residencia oficial recibe a una “pareja ensamblada”, conformada por personas con hijos de uniones anteriores. AFP