Sus teléfonos celulares están apagados. Su casa de Santaní, deshabitada. Tampoco se encuentra en San Pedro del Ycuamandyyú, de donde es oriundo.
El juez Crescencio Ocampos está literalmente desaparecido luego del polémico hábeas corpus con que intentó poner freno a la extradición de Jarvis Chimenes Pavão.
Para los abogados que litigan en San Pedro, fue sorprendente la designación de Ocampos como juez, ya que era conocido por su desprolijidad. “Es una persona que aparentemente no tiene la capacidad para ese cargo”, explicó una fuente que prefirió el anonimato, y que además vincula al magistrado con referentes del Partido Colorado que lo habrían ayudado a llegar al puesto.
Estuvo suspendido por tres meses y varias veces denunciado ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.
Luego de hacer público el documento, pidió permiso por tres días, que se cumplen hoy, fecha en que a la vez inicia sus vacaciones.
“vergüenza”. El fiscal de Asuntos Internacionales, Manuel Doldán, criticó duramente el actuar del juez y calificó el hecho como una vergüenza internacional. “No sé cómo expresarme, me parece una broma”, se refirió al hábeas corpus genérico dictado por el magistrado.
Misma opinión tuvo la jueza Lici Sánchez, quien sostuvo que la Comisión Interamericana “no dicta sentencia de nada”, por lo que consideró que hubo un “desconocimiento por parte del magistrado (Ocampos)”. Considerando que la Corte Suprema de Justicia ya emitió su fallo, que se suspenda una sentencia firme hace que sea “de cumplimiento imposible la suspensión de la extradición”, opinó de la jueza.
La actual viceministra de Política Criminal del Ministerio de Justicia, Cecilia Pérez, también se refirió a Ocampos y su recurso. “En la CIDH se estarán riendo de nosotros por la ignorancia supina y conveniente del juez de Santaní. La abogada le podría pifiar, pero que el juez avale la burrada ya es demasiado. Lamentable”, dijo tajante.