05 nov. 2025

Juez asesinado por la mafia siciliana fue beatificado

Mártir. El magistrado fue beatificado en la catedral Agrigento de Sicilia, donde fue calificado de un mártir de la justicia.

Mártir. El magistrado fue beatificado en la catedral Agrigento de Sicilia, donde fue calificado de un mártir de la justicia.

El juez Rosario Livatino, quien tenía 38 años cuando fue asesinado por la mafia en Sicilia el 21 de setiembre de 1990, fue beatificado ayer en la catedral siciliana de Agrigento (sur) en una misa homenaje a un “mártir” de la Justicia.

Un relicario que contenía su camisa ensangrentada fue colocado en la catedral, mientras en el Vaticano el papa Francisco rindió homenaje a un mártir de la Justicia y la fe.

“En su servicio a la comunidad como juez recto, que nunca se dejó corromper, se esforzó por juzgar no para condenar, sino para redimir”, dijo el Papa, tras el rezo del Regina coeli. “Su trabajo lo puso siempre ‘bajo protección de Dios’, por eso se convirtió en testigo del Evangelio hasta su heroica muerte”, añadió.

El magistrado italiano, que rechazaba usar escolta armada, fue asesinado a unos kilómetros de su casa, cerca de Agrigento, cuando se disponía a tomar medidas de detención domiciliaria contra miembros de las grandes familias de la mafia siciliana (Cosa Nostra).

Cuando la policía llegó al lugar donde yacía con la cabeza destrozada, halló su agenda, con la sigla “STD” inscrita en la primera página, como en todos sus expedientes. Se trata de la antigua invocación Sub tutela Dei (Bajo protección de Dios), utilizada por los magistrados en el Medioevo antes de tomar decisiones oficiales.

Rosario Livatino iba cada mañana a la iglesia, antes de dirigirse al tribunal. Sus notas revelaron la fuerza de su compromiso profesional inspirado por sus convicciones religiosas: pedía perdón a Dios por los riesgos a los que exponía a sus familiares. “Hacer justicia –escribía– es como orar y consagrar su vida a Dios”. Livatino dejó a su novia dos años antes, con su acuerdo. Un misionero de la justicia –dijo a sus padres consternados– no puede involucrar a una esposa y una familia en su aventura.

En visita a sus padres en 1993, Juan Pablo II calificó a Rosario Livatino de mártir por la Justicia e indirectamente por la fe. “¿Qué fue lo que les hice, pequeños?”, fueron sus últimas palabras mirando a sus dos jóvenes asesinos, reveló un arrepentido. Luego Rosario Livatino recibió balas en la boca para reducirlo simbólicamente al silencio.

Fue la queja de un hombre justo que sabía que no merecía esta muerte injusta, comentó el papa Francisco, en un reciente prólogo de un libro consagrado al juez

“Livatino es un ejemplo no solo para los magistrados, sino para todos los que trabajan en el campo del derecho”, dice el Papa, y señala que es “un punto de referencia” para los jóvenes que están aún atraídos por las sirenas de la mafia en una vida de violencia, corrupción, opresión y muerte. “Veo la oscuridad en mi futuro”, escribió Rosario Livatino, recuerda el padre Ciotti. AFP