No pedimos, por lo tanto, nada desorbitado ni ningún privilegio especial. Simplemente que sea una realidad lo ya aprobado.
Y el no hacer esto porque somos pobres y concederlo como un derecho a los barrios ricos de Asunción por algún intendente, merecería su castigo y, ciertamente, no ser reelegido más en su vida.
Pero, ¿qué derechos tiene un barrio aprobado de la ciudad capital?
Lo primero, que nadie sea obligado a abandonarlo por mandato del intendente y, mucho menos, que todos sean desalojados del barrio por no sé qué intento de negocio oscuro. En segundo lugar, en seleccionar los males más grandes que lo amenazan para solucionarlos.
Por ejemplo, el peligro de que cada diez años venga una subida grande del río que fuerce a que se trasladen a las calles y plazas de la ciudad, a vivir de un manera indigna de seres humanos. En este sentido, el actual intendente, si quiere serlo de verdad, ya debiera de convocar a los ciudadanos de esos barrios junto al río para ver con ellos el modo más adecuado para frenar futuras inundaciones.
En tercer lugar, estos barrios, recién nacidos, necesitan todo un proceso para que en el menor tiempo posible alcancen la calidad de vida digna de la capital de la nación. Muchos días no tenemos agua en verano, no hemos tenido nunca cloacas para todos, hay que ir haciendo poco a poco un ordenamiento de casas y calles moderno, queremos una policía con humanidad y profesionalmente preparada para ayudar y no frenar, por su brutalidad y corrupción, a este barrio que está naciendo.