La posibilidad de implementar el ingreso básico universal (IBU) en Paraguay, para reemplazar a la cartera de asistencia social en el país, y sus efectos sobre la pobreza y la desigualdad, fue analizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en una webinar con expertos internacionales.
Repensando la protección social: El rol potencial de un ingreso básico universal en Paraguay se denominó la webinar en la que el analista económico y financiero Juan Cresta brindó conclusiones de una simulación en la que se observa una mayor reducción de todas las medidas de pobreza y desigualdad del ingreso al implementar el IBU, pero con mayor impacto fiscal.
“Para tener un impacto significativo en la pobreza y en la desigualdad, los niveles de generosidad de una transferencia de IBU tendrán que ser más altos de lo que permitiría una reforma presupuestaria neutral”, sostuvo el especialista.
MISMOS RECURSOS. La simulación estuvo basada en reemplazar los programas de asistencia social actuales en Paraguay con el IBU, que utilice la misma cantidad de recursos y, como otra opción, que se aumenten los montos.
No obstante, se encontró además que al simular los impactos del IBU que reemplace a los programas Tekoporã, Adultos Mayores y Pensiones, sin aumentar los recursos, la cobertura para todos los individuos es menos efectiva para reducir la pobreza.
No obstante este escenario, la hipotética situación conduciría a impactos distributivos: La participación de jóvenes de 0 a 14 años y los adultos mayores de 65 años se reduce, mientras que aumenta la participación de la población económicamente activa, de las personas con mayores años de educación, los ocupados laboralmente y los hogares con miembros reducidos, de acuerdo con las conclusiones.
Bono de género. También participó la economista del Cadep Verónica Serafini, quien aportó comentarios sobre los posibles retornos que podría tener el IBU en el propio sistema tributario y en el beneficio al empleo. Contempló la posibilidad del bono de género, que podría derivar en transferencias a las mujeres.
“La recuperación del empleo se dio en las mujeres que trabajan sin remuneración. La discusión debería estar centrada en cómo hacemos que el IBU tenga un enfoque de género y beneficie a mujeres hoy trabajando y que aportan casi al 17% del PIB en trabajos remunerados”, sostuvo.
22 veces más gana el 10% de gente más rica de América Latina frente al 10% más pobre de la población.
8 por ciento del PIB en algunos países fue el esfuerzo fiscal para contrarrestar la crisis de las familias.