Una comisión independiente presentó en 2004 un informe de cerca de 600 páginas con numerosas recomendaciones para reformar el aparato de seguridad estadounidense con el fin de impedir nuevos atentados.
Diez años después de su publicación, los miembros de aquella comisión actualizaron sus recomendaciones en un nuevo informe, y señalaron las lagunas existentes en Estados Unidos para luchar, por un lado, contra los riesgos de ciberataques contra las infraestructuras del país (energéticas, de transporte, bancos) y, por otro, contra la piratería de la propiedad intelectual en las empresas.
“No hacemos lo que deberíamos para protegernos de los ciberataques”, explicó el miércoles durante una audiencia en la Cámara de Representantes Thomas Kean, ex presidente de la comisión.
“Dado que el robo de información es invisible, los estadounidenses no se dan cuenta del desastre que eso representa”, dijo.
El nuevo informe cita a un ex director de un organismo de inteligencia, para quien, “es como si estuviéramos en el 10 de setiembre en lo que atañe a nuestro preparación en materia cibernética”.
“El Estado se desenvuelve mucho mejor para protegerse a sí mismo y a sus sistemas que para ayudar al sector privado a protegerse”, opinó Jamie Gorelick, ex miembro de la comisión. “Ahí es donde somos más vulnerables”. AFP