Para el Estado paraguayo, el país parece terminar en el puente Remanso, o apenas unos kilómetros más allá. Esto se hace evidente con el alevoso abandono del Alto Chaco y a su sufrida población.
La recientemente denuncia de la exclusión de vecinos del Alto Paraguay de la elección de la mesa directiva de la Asociación de Caminos, que es el ente privado que se encarga de la reparación y mantenimiento de los tramos en el Alto Chaco, es apenas otro capítulo más de esta histórica desidia y postergación. Los pobladores chaqueños que no son ganaderos tenían intención de participar de la asamblea para tener más incidencia en esta organización, y a su vez, cuestionan la desidia de la Asociación de Caminos, integrada por una mayoría de ganaderos. Claramente este es otro síntoma de la ausencia del Estado en la zona, teniendo en cuenta que la organización del Estado tiene un Ministerio de Obras Públicas que debería ocuparse del arreglo de caminos en las zonas más alejadas de la geografía nacional, pero sin embargo queda en manos de una entidad privada, aunque asistida por algunas instituciones.
Los habitantes del distrito de Fuerte Olimpo, así como pobladores de las comunidades como Toro Pampa, San Carlos, María Auxiliadora, y la localidad de Bahía Negra denunciaron las precarias reparaciones y el costo elevado de peaje que pagan por utilizar esos desastrosos caminos. Muy a menudo, los pobladores de estas lejanas localidades se ven obligados a hacer colectas para conseguir insumos y tratar de reparar la ruta que conduce a Bahía Negra. Por otra parte, las dificultades se repiten de manera cíclica, como las catastróficas consecuencias que tienen las copiosas lluvias en la zona: inundan puentes y caminos; cientos de hogares quedan bajo agua y las familias deben ser rescatadas de urgencia.
A principios de este año, en Puerto Sastre, 300 familias debieron ser evacuadas a lugares más seguros; y los pobladores de Puerto Casado quedaron completamente bajo agua y muchos de sus habitantes se quedaron sin trabajo.
La realidad del Alto Chaco es que, independientemente de las condiciones meteorológicas, sigue siendo una de las zonas más abandonadas del país; es un territorio con escasa presencia del Estado y sus instituciones. En el Alto Paraguay no solamente sus vías de acceso y comunicación con el resto del país son muy precarias, sino que además, también es bien sabido que estos ciudadanos no tienen acceso a los derechos básicos como la salud, la educación y seguridad.
A diario llegan a ocupar espacios en los medios de comunicación las noticias sobre ambulancias que trasladan a pacientes graves que quedan varadas por el mal estado de los caminos o pacientes que no logran sobrevivir porque sus dispensarios no disponen de insumos básicos como suero antiofídico. En Alto Paraguay, su población tampoco tiene acceso al agua potable y a la energía eléctrica.
El Gobierno y sus instituciones no pueden seguir ignorando las necesidades y los reclamos de los habitantes del Chaco.
Resulta inadmisible que, en pleno siglo XXI, las autoridades no hayan sido capaces de construir una ruta que termine con el abandono de una población.
También debemos preguntarnos, cuál es el futuro que les depara a niños, adolescentes y jóvenes si no pueden acceder a la educación puesto que no pueden llegar a las escuelas por la falta de caminos. Los vecinos del Chaco tienen derecho a la Salud pública, así como a empleos dignos y seguridad.
El Estado debe hacerse cargo de la construcción de accesos hasta las poblaciones del Chaco y de su mantenimiento.