En estos tiempos, si le llamás indio a uno de nosotros, descendientes de los Mbya y los Ava Guaraní, se considera peyorativo. Y no sé si el nuevo titular del Conacyt lo sabe, pero sí sabemos que a él no le gustan las investigaciones sobre indios.
A mí toda esta situación, tan absurda y ofensiva, me permitió recordar a unas personas, que además de ser gente sabia, hicieron grandes investigaciones y trabajos científicos sobre los “indios” de este país.
Si hablamos en términos futbolísticos, como para que se entienda mejor, y que sea más “tangible” como gustan algunos, tendríamos que decir que esta fue una excelente dupla ofensiva: Susnik-Meliá, dos pilares albirrojos. Ambos llegaron desde lejos, se convirtieron en paraguayos, y se pusieron la camiseta.
Branislava Susnik nació en Eslovenia, el 28 de marzo de 1920: Llegó a esta parte del mundo después de la Segunda Guerra Mundial, y se convirtió en una de las más importantes estudiosas de la cultura indígena.
Tenía un doctorado en Prehistoria e Historia de la Facultad de Filosofía de Ljubljana y varios posgrados: en Etnohistoria y Lingüística uralo-altaica; Historia y Arqueología sumero -babilonesa y cursos de posgrados de Culturas y Lenguas de Asia Menor y lenguas bálticas. Su primer trabajo lingüístico en Latinoamérica fue con los Tobas en Formosa.
A nuestro país llegó a finales de 1951, convocada por el Dr. Andrés Barbero, para continuar la labor del etnólogo alemán Max Schmidt.
Desarrolló su trabajo entre los Maka y después con los Chulupi; pero visitó a casi todas las etnias del Paraguay y sus investigaciones se convirtieron en libros sobre lingüística y etnohistoria de los indígenas del Paraguay y de la antropología social del Paraguay.
El Gobierno le concedió el Primer Premio Nacional de Ciencias en 1992; y en forma póstuma el 14 de mayo de 1996 fue condecorada con la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Gran Oficial.
El actor Viggo Mortensen, el Aragorn de El Señor de los anillos, editó uno de sus materiales, y se declaró muy fan de la obra de Branca Susnik. Su obra es extensa, entre otros escribió: El indio colonial del Paraguay; Resistencia activa de los guaraníes; Una visión socio antropológica del Paraguay; Los aborígenes del Paraguay; El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay.
En cuanto a Bartomeu Meliá, quien nos dejó muy recientemente, el también conocido como Pa’i Meliá, hizo un invalorable aporte a la cultura paraguaya. Era español, jesuita, antropólogo, estudioso y defensor de la lengua guaraní y de los derechos de los pueblos indígenas del Paraguay.
Compartió con las comunidades Ava Guaraní, Mbya y Pãi Tavyterã, y su denuncia del genocidio del pueblo Aché, en los años 70, le valió la expulsión del país, en 1976. Pero regresó y siguió trabajando, y en el 2011 recibió la ciudadanía paraguaya. Meliá también dejó una vasta y fundamental obra: El guaraní conquistado y reducido, La lengua guaraní en el Paraguay colonial, La agonía de los aché-guayakí: historia y cantos. Hacia una tercera lengua en el Paraguay; Elogio de la lengua guaraní, La lengua guaraní del Paraguay: historia, sociedad y literatura, entre otras.
¿Por qué hablar de estos dos investigadores hoy? Porque en los tiempos oscuros que vivimos, de desprecio al conocimiento, recordar a estas figuras y sus aportes ayudan a iluminar el camino; y porque ni el presidente de la República ni su elegido tienen el mínimo respeto por el estudio y el conocimiento.
Susnik y Meliá vinieron de lejos e hicieron aportes inestimables. Ambos son motivo de orgullo; y nos recuerdan que, a pesar del infortunio, hubo momentos en que el Paraguay fue capaz de elevarse por encima de la miseria y la mediocridad.