Los agentes del departamento de Antisecuestro detuvieron la marcha de un ómnibus que circulaba por la ruta PY01, cuando alcanzó la altura del kilómetro 45.
Ante la sorpresa de los pasajeros y del conductor, verificaron el bus de la empresa Río Paraguay los agentes expertos de la FOPE acompañados del can Alfa, detector de explosivos, e inspeccionaron el rodado hasta hallar las evidencias.
Además de la dinamita en gel, fueron incautados tres tubos de choque o detonadores de 12 metros cada uno.
Tanto la Policía como el Ministerio Público ya manejaban la información previa de que los artefactos eran llevados presumiblemente con destino a la Penitenciaría Regional de Itapúa para una eventual fuga masiva.
La información llegó desde el departamento de inteligencia penitenciaria, según datos que proveyeron los intervinientes.
DESTRUCTIVO. El comisario Nimio Cardozo, jefe del departamento de Antisecuestros, indicó que no pudieron hallar al dueño del bolsón en que fueron guardados los explosivos y sostienen que pudieron haber sido personas que simularon ser pasajeros corrientes y que bajaron por el camino.
El uniformado afirmó, en comunicación con radio Monumental, que los artefactos tienen un poder destructivo de entre 400 y 500 metros a la redonda. “No estaban armados, pero estaban en la misma bolsa. Un cambio de temperatura podía activarlos”, explicó.
El Centro de Rehabilitación Social (Cereso) de Itapúa fue allanado el 28 de octubre, ante la información de que allí funcionaba una red dedicada a la extorsión.
Intentos en otros penales
Una mujer quedó demorada luego de intentar ingresar un paquete que contenía dinamita en gel en la cárcel de Tacumbú el pasado 22 de octubre. El artefacto pretendía ser ingresado como encomienda a nombre del interno Carlos Duarte, que está en el sector de Baldosería, pero fue descubierto por los funcionarios penitenciarios. La dinamita se iba a usar para una eventual fuga masiva, según los investigadores.
Meses atrás, en junio de este año, se produjo un hallazgo similar, pero esta vez en la penitenciaría de Pedro Juan Caballero.
Era un artefacto de 300 gramos, que contenía nitrato de amonio, aceite y agua que con la ayuda de un detonante y una mecha podría abrir un boquete.